Cap. 7

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𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚

Llegué de nuevo a mí habitación y me dormí. Estaba tan cansada que no me dio tiempo ni de ponerme en una posición cómoda.

Cuando me desperté bajé a la cocina, era temprano y no había nadie. Era penosa cocinando pero necesitaba algo de desayunar así que intenté cocinar algo.

Spoiler: no salió bien.

Estaba cocinando cuando recordé a Darío la noche anterior, entrenando en el garaje y se me olvidó por completo lo que estaba haciendo.

-¡Alana la sartén! -Escuché a Darío y volví a mí ser.

-¿Qué?

Lo miré y volteé a la sartén pero antes de que pudiera hacer algo Darío me echó a un lado y puso un trapo mojado sobre la sartén antes de que todo saliera ardiendo. Resopló y me miró, parecía enfadado, muy enfadado.

-¿¡Nos querías matar a todos!?

-¡A mí no me grites! -Lo miré y me crucé de brazos. -Tenia hambre y quería comer algo.

-¿No podías comerte una manzana? -Me miró mal.

-Solo quería hacer algo para todos… -Hice como si estuviera a punto de llorar.

Darío se acercó a mí y me abrazó diciendo que no pasaba nada, que sentía haberse puesto así. Calló en mi trampa. Me di la vuelta y lo agarré del flequillo haciendo que me mirase y se agachara.

-No vuelvas a gritarme. -Sonreí.

-Eres una tramposa. -Me miró. -En las peleas no sé coge del pelo.

-En las de la calle sí. -Sonreí.

Lo solté y se levantó poniendo bien su flequillo. Sonreí y lo miré.

-Traje dulces, no sabía cuales te gustaban así que traje casi todos.

-Ow, que bonito, casi me arrepiento de haberte agarrado del flequillo. -Sonreí.- Casi.

-Me caes muy mal. -Rodó los ojos y se hizo un café.

-El sentimiento es mutuo. -Dije cogiendo una magdalena que había en la bandeja.

-Que alegría. -Me miró y sonrió.

-¿Qué?

-Magdalena de chocolate negro ¿En serio? De todo lo que he traído…¿Eliges eso?

-Está rica. -Me encogí de hombros.- Mi primo se ha apuntado a una carrera de coches dentro de unos días ¿Vendrás?

-Puede, no me gustan mucho las carreras.

-No te gusta nada.

-Sí hay cosas que me gustan, pero las carreras no.

-Es tú mejor amigo ¿Y si le pasa algo?

-No tendremos esa suerte. -Le pegué un puñetazo y él se rio.

-No lo digas ni de broma Darío.

Se rio a carcajadas.

-Pensé que no les tenías miedo a las carreras, porque tú corres.

-Que me guste no significa que no conozca el riesgo -Me crucé de brazos. -Es más peligroso que correr en un circuito pero es lo que hay.

-¿Circuito?

-¿Nunca has ido a uno?

-No. -Me miró.

-Pues otro día ves las carreras conmigo, que son los domingos.

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