𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚
Llegué de nuevo a mí habitación y me dormí. Estaba tan cansada que no me dio tiempo ni de ponerme en una posición cómoda.
Cuando me desperté bajé a la cocina, era temprano y no había nadie. Era penosa cocinando pero necesitaba algo de desayunar así que intenté cocinar algo.
Spoiler: no salió bien.
Estaba cocinando cuando recordé a Darío la noche anterior, entrenando en el garaje y se me olvidó por completo lo que estaba haciendo.
-¡Alana la sartén! -Escuché a Darío y volví a mí ser.
-¿Qué?
Lo miré y volteé a la sartén pero antes de que pudiera hacer algo Darío me echó a un lado y puso un trapo mojado sobre la sartén antes de que todo saliera ardiendo. Resopló y me miró, parecía enfadado, muy enfadado.
-¿¡Nos querías matar a todos!?
-¡A mí no me grites! -Lo miré y me crucé de brazos. -Tenia hambre y quería comer algo.
-¿No podías comerte una manzana? -Me miró mal.
-Solo quería hacer algo para todos… -Hice como si estuviera a punto de llorar.
Darío se acercó a mí y me abrazó diciendo que no pasaba nada, que sentía haberse puesto así. Calló en mi trampa. Me di la vuelta y lo agarré del flequillo haciendo que me mirase y se agachara.
-No vuelvas a gritarme. -Sonreí.
-Eres una tramposa. -Me miró. -En las peleas no sé coge del pelo.
-En las de la calle sí. -Sonreí.
Lo solté y se levantó poniendo bien su flequillo. Sonreí y lo miré.
-Traje dulces, no sabía cuales te gustaban así que traje casi todos.
-Ow, que bonito, casi me arrepiento de haberte agarrado del flequillo. -Sonreí.- Casi.
-Me caes muy mal. -Rodó los ojos y se hizo un café.
-El sentimiento es mutuo. -Dije cogiendo una magdalena que había en la bandeja.
-Que alegría. -Me miró y sonrió.
-¿Qué?
-Magdalena de chocolate negro ¿En serio? De todo lo que he traído…¿Eliges eso?
-Está rica. -Me encogí de hombros.- Mi primo se ha apuntado a una carrera de coches dentro de unos días ¿Vendrás?
-Puede, no me gustan mucho las carreras.
-No te gusta nada.
-Sí hay cosas que me gustan, pero las carreras no.
-Es tú mejor amigo ¿Y si le pasa algo?
-No tendremos esa suerte. -Le pegué un puñetazo y él se rio.
-No lo digas ni de broma Darío.
Se rio a carcajadas.
-Pensé que no les tenías miedo a las carreras, porque tú corres.
-Que me guste no significa que no conozca el riesgo -Me crucé de brazos. -Es más peligroso que correr en un circuito pero es lo que hay.
-¿Circuito?
-¿Nunca has ido a uno?
-No. -Me miró.
-Pues otro día ves las carreras conmigo, que son los domingos.
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Siempre fuimos nosotros
RandomDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.