𝐃𝐚𝐫𝐢𝐨
Estábamos casi llegando al sitio donde le había dicho el chico, un parque bastante lejos de casa. Eso no me daba confianza.
-Tendría que haberme venido sola, así me podría ir cuando quisiera.
-Puedo darte las llaves de mi coche y pedirle a Nathan que me recoja.
Me miró como si hubiera dicho una locura.
-¿Me vas a dar tu coche?
-Es una ayuda y confío más en ti que en mi mismo para esto. -Al ver que me sonreía me puse nervioso. -Te lo debo.
La dejé allí y la vi acercarse al chico. Se alejaron en dirección contraria a mi. Cuando Nathan me recogió estuve la mayor parte del camino callado.
-Ya veo que no te hace mucha gracia dejarle el coche. -Se río él. -Tranquilízate, yo confío en ella.
Yo también confiaba en ella. Lo que no me hacía tanta gracia era ese chico. Vi como le besaba la mano y dejaba de ser un gilipollas para fingir ser caballeroso con ella. Estuve entrenando hasta tarde y fui a cenar con los chicos. Mia no paraba de mirarme, parecía muy interesada en saber cómo estaba pero era evidente que no iba a preguntarme.
Durante toda la noche estuve con un humor de perros. Me metí en mi habitación e intenté dormir, incluso al ver que no podía intenté también distraerme para no pensar en porque coño tardaban tanto.Eran casi las dos de la mañana, todo estaba en silencio y escuché el motor de mi coche.
Alana.
Bajé corriendo las escaleras y la vi abrir la puerta intentando no hacer ruido.
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Siempre fuimos nosotros
AcakDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.