𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚
Cuando entré mis ojos se cruzaron con los de Darío. No pude evitar mirarlo. Su cara sería, el pelo desordenado, sus ojos fríos. Iba sin camiseta y tuve que pensar en algo aburrido para no ponerme completamente roja, su cuerpo estaba tenso y eso le hacía verse mejor. Vi algunos tatuajes que tenía por su cuerpo, antes solo había visto los de los brazos. Cerré la puerta.
-Hola.
-¿Porqué has tardado tanto?
-Me estaba divirtiendo y no miré la hora...
-¿Divirtiendo?
-Si...es qué... -Me volvió a cortar.
-¿Prefieres estar con él a estar con nosotros?
-Yo no he dicho eso. -Lo miré mal.-¿Qué te pasa? Estás más irritante de lo normal.
No me dijo nada más así que intenté irme a mi habitación pero me agarró del brazo y al girarme quedamos muy cerca. Miró mis labios y no pude evitar encenderme. Respiraba con dificultad al estar tan cerca.
-¿Seguro que quieres que esté sea nuestro primer beso?
-No puedo esperar más por ellos. -Y seguido de esto impacto sus labios con los míos. Obviamente le seguí el beso. Notaba como agarraba mis caderas con desesperación, casi como si quisiera arrancarme el vestido. Me pegó a la pared y quedé entre esta y su cuerpo. No pude evitar bajar las manos por su torso desnudo, se le erizó la piel e intensificó el beso. Empezaba a quedarme sin aire pero me dió igual. Sentía su piel contra la mia, esta sensación era muy diferente a como la había experimentado otras veces. Tocó mi pierna hasta llegar a la parte baja del vestido, apretaba mi piel con sus dedos de forma firme y solté un jadea. Me levantó haciendo que tuviera que enrollar mis piernas en su cintura. Se despegó y empezó a besarme el cuello mientras agarraba su pelo, tan suave y rizado que los dedos se me quedaban enredados en él.
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Siempre fuimos nosotros
AléatoireDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.