Cap. 22

7 0 0
                                    

𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚

Estábamos todos hablando hasta que de repente Nathan cambió completamente de tema.

-¿Entonces cuando será la carrera Darío?

De repente todos nos quedamos callados. ¿De qué carrera estaba hablando?

-Pues no sé...nunca he echo esto antes.

-¿Qué carrera? -Interrumpí.

-Retaron a Darío a una carrera. -Me explicó Mía. ¡Hasta ella sabía más que yo! -¿No te lo dijo Nathan?

-Obviamente no me dijo. -Lo miré mal y luego a Darío. -¿De qué?

-Coches. -Respondio él sin más. No se le veía preocupado.

-Ese no es mi campo.

-Pero si el mío. -Dijo mi primo.- Yo lo ayudo.

-¿Cuanto apostaste? - Dije dándole un trago a la cerveza.

-Un millón.

Al escuchar eso estuve a punto de atragantarme. ¿¡Era idiota!? A no, a eso se responder. Si lo era.

-¿¡Tienes idea de lo que es eso!? ¡No puedes apostar tanto en tu primera carrera!

-Pues lo he hecho. -Después de decir eso sonrió de la forma más vacilona posible y me entraron ganas de clavarle las uñas en las pupilas.

-Se nota que eres un niño de mamá.

La cara de Nathan palideció, aunque ya era muy blanco. Darío cambio completamente la expresión de su cara y todo el ambiente se volvió muy denso.

-Alana no... -Empezó mi primo pero Darío lo cortó rápido.

-¿Y tú? -Me miró con desprecio aún sentado como si fuera un rey. -Solo te subes a esa moto y arriesgas tu vida por un mínimo de atención. Seguro que tus padres ni quisieron tenerte.

Eso hizo que estuviera a punto de llorar, pero no le iba a dar esa satisfacción. Me levanté, agarré mi chaqueta y me fui de allí pegando un portazon

Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora