𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚
Sonreí al escuchar como intentaba disculparse.
-Ya está todo arreglado ¿Ok? No era tu intención. -Lo miré y sonreí.
Él se tranquilizó y me miró. Tenía la cara llena de grasa y suciedad.
-Anda y vete a lavar la cara, te manchaste entero.
-Pues como tú.
-Pues vamos a lavarnos la cara los dos.
Abrí el grifo de agua y me mojé las manos, el agua estaba helada pero estaba tan cansada que no quería esperar a que se calentase. Me mojé la cara y sentí como un líquido helado me recorría la espalda.
-¡Darío te mato!
Él se rio y levantó las manos inocente pero sabía perfectamente que había sido él el que me había echado agua así que le eché también. En cuestión de minutos comenzamos una guerra de agua que hizo que el suelo de nuestro alrededor se empapase incluyendo mis zapatillas y sus zapatillas de estar por casa.
-Mis zapatillas idiota. -Gruñó.
-Si no te las querías mojar no te las hubieras puesto.
-No pensaba que iba a hacer una batalla campal de agua al salir de la ducha. -No pide evitar reírme.
-Pues piensa en positivo, ya no te las tienes que poner más. Son horribles.
-¿Y que hago? ¿Ir descalzo como tú? A ti te encanta porque te sientes libre y todo eso pero para mí es un asco.
Me sorprendió escuchar que sabía eso de mí.
-Pues es genial. -Sonreí.
Nuestra conversación acabó ahí. Terminamos de fregar el suelo y cada uno se fue a su habitación a dormir.
Tumbada en la cama recordé como Darío echó a Gabi de casa al vernos así y sonreí. Era un idiota, un fanfarrón, engreído y cabezón como él sólo… pero me acababa de demostrar que a veces no es tan malo como nos hace creer al resto.
Al ser consciente de lo que estaba diciendo negué con la cabeza inconscientemente e intenté dormir.

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Siempre fuimos nosotros
RandomDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.