Cap. 29

7 0 0
                                    

𝐃𝐚𝐫𝐢𝐨

-¿Porqué tenías que apostar eso?¡Yo no soy el trofeo de nadie!

-¡Lo sé lo sé!¡Perdón!

Me preparé para la bofetada pero nunca llegó. La mire y la vi desviar la mirada al suelo, resoplar y volver a mirarme.

-Ya puedes hacerlo bien idiota.

-Gracias por la presión.

-Cállate, puedo cabrearme más y no lo he hecho.

Tenía razón así que no dije nada. Las luces se encendieron y los coches empezaron a rugir así que nos metimos en el coche. Ya había recorrido más de veinte veces la carretera que habían decidido que sería el trayecto. Curvas sin fin, zonas estrechas y por último un puente que pendía de un hilo.
Una chica se puso entre ambos coches, todo parecía una mala película. Nos miramos los unos a los otros. Todo mi cuerpo estaba tenso, no por mi, porque llevaba de copiloto a Alana y temía que le pasará algo.
La chica bajó el pañuelo y ambos pisamos el acelerador. Metí las marchas como Nathan me había enseñado.

-Vas bien, no te dejes intimidar. -Alana intentaba darme ánimos y confianza pero era obvio que agarraba tan fuerte el asiento que le estaba clavando las uñas.

-Alana voy segundo... -Aceleré más.

-No siempre te mantienes primero en las carreras, a veces es mejor esperar a tu gran momento.

Eso me consoló un poco pero al llegar a las curvas la sensación de descontrol me invadió. En una curva estaba yo y en la siguiente él. Así sucesivamente. Al salir de estas vi a lo lejos el puente. Aceleré y me puse a su altura. Era demasiado estrecho para los dos coches pero no iba a ceder. Estábamos a punto de llegar, sentía una mezcla de tensión y adrenalina. Pisé el acelerador pero seguimos en paralelo. Estábamos a punto de chocar cuando de repente en coche frenó bruscamente.
Cuando fui capaz de mirar que había pasado vi a Alana aferrada al freno de mano. Me miró a los ojos.

-¡¿Qué coño ibas a hacer?! -Me gritaba muy molesta.

-¡No quería perder, me has arruinado la carrera!

-¡Te he salvado la vida! ¡Ibas a matarnos!

-¡No quería que ese tío ganase!

Ella gruñó y miró hacia delante. Suspiré y volví a arrancar.

Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora