Cap. 2

29 2 0
                                        

𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚


Tuve que ir a trabajar sin apenas dormir y eso me ponía de muy mal humor.

-Buenos días Alana. -Me saludó mi jefe Bob.

Era un señor mayor, regordete y muy agradable. Es muy buen jefe.

-Buenos días Bob. -Dije medio durmiendo y me puse el uniforme.

Atender a la gente me irritaba pero era el único trabajo que podía tener. Bob me ofreció este trabajo cuando dejé los estudios. Era lo único que tenía para poder subsistir así que no podía quejarme.


Estaba casi terminando mi turno cuando entraron Nathan, Eric y ese chico con el que se quedaba a dormir Nathan.

-¡Primita!

-¿Qué quieres molestia con rizos?

-Queremos invitarte a cerveza después de trabajar, en mi casa. -Sonrió.

-En realidad es mi casa...da igual. -Dijo el chico y se calló mirando al local.

-Pues esperad sentados, todavía me queda trabajo. -Me di la vuelta y seguí atendiendo intentando parecer amable.

Llegué a su mesa y el compañero de piso de mi primo me paró.

-Tráenos algo de picar. -Me sonrió pero se notaba que lo hacía para molestarme.

-Estamos casi cerrando, dejad de dar por culo y acabaré antes. -Lo miré mal.


Me miró sonriente y negó haciendo un ruido muy molesto con la boca.

-Así no se le habla a los clientes. -Escuché como los demás se reían y lo miré sonriente.

-Pero sí a los idiotas. -Me di media vuelta y pasé de ellos hasta terminar.

Cuando terminé de cambiarme me despedí de Bob y salí para encontrarme con los chicos. Estaban apoyados en la furgoneta de Eric que por cierto llevaba solo dos asientos.

-Anda mira, la amable camarera. -Me dijo el chico.

-Anda mira, el idiota pijo. -Le conteste.

-Bueno ya -Se metió Nathan.- vamos a casa, Alana tú vas detrás con Darío.

-¿Qué? -Lo miré. - Mis cojones. Yo no me monto con ese ni loca, prefiero irme andando.

-La casa está a una hora andando.

-Haré pierna entonces.

-A mi tampoco me gusta la idea Miss simpatía. -Dijo él y se sentó en la parte de detrás de la furgoneta.

Me monté también detrás pero lo más separada que pude. Íbamos en silencio y podía escuchar todo lo que hablaban Nathan y Eric. Eric se quejaba de que estuviera Nathan en ese asiento y no yo mientras que mi querido primo le decía que por mucho que estuviéramos juntos no pasaría nada entre los dos.

Llegar a su casa se me hizo un camino eterno y me planteé varias veces tirarme desde la furgoneta en marcha pero resistí la tentación.

La casa de Darío era más grande que mi piso, tenía un patio amplio con césped y no parecía tener goteras ni termitas ni nada parecido. Él me miró, parecía ir buscando mi aprobación así que le devolví el golpe.

-Me tendría que haber tirado cuando tuve oportunidad. -Salté de la furgoneta y lo miré hacer lo mismo.

-Me habrías ahorrado un dolor de cabeza la verdad.-Dijo él sin mirarme y fue hacia la puerta.

Menudo idiota.



𝐃𝐚𝐫𝐢𝐨

Tan rápido como entramos perdí de vista a Alana. Fui a la cocina por cervezas y empecé a beber con los chicos.

-Te dije que me dejases a mí con Alana. -Le reprochaba Eric a Nathan.

-Y yo te dije que no te vas a acercar más de lo necesario a mi prima. No quiero destrozar nuestra amistad.

-Exagerado. -Gruñó.

-Hagamos un pacto -Dijo Nathan dejando su cerveza en la mesita y mirando a los dos con cara seria. -Está prohibido salir/hacer nada con mi prima ¿Ok?

Yo acepté sin problema y Eric intentó resistirse pero acabó cediendo.


Había pasado una hora y habíamos bebido tanto que todo nos hacía gracia. Me levanté y fui al cuarto de baño y al abrir me encontré a Alana con un cigarrillo.

-No sabía que fumabas. -La miré.


Ella se dio la vuelta apoyando su espalda en la ventana y me miró.

-¿Qué te importa? -Dijo mientras entraba con ella.

-Porque es mi baño y no me apetece que huela a tabaco.

-Tu también fumas así que sé que no te desagrada el olor. -Me miró.- ¿Vas borracho?

-Un poco pero voy bien.

-Que alegría -Dijo sarcástica y le dio otra calada.

-¿Siempre eres tan simpática?

-¿Y tú siempre tan capullo?

-Cualquiera que nos viera pensaría que nos gustamos, siempre acabamos juntos.-Sonreí para molestarla y funcionó.

-No eres mi tipo chico pijo. -Apagó el cigarrillo y pasó por mi lado dándome en el brazo con su hombro.

Volví con los demás un poco después y vi a Eric intentando coquetear con Alana mientras ella le decía que no. Nathan estaba dormido en el sofá, cuando bebe de más le da sueño, por eso intento emborracharle antes de que me dé sueño a mí.

-Como te acerques un centímetro más te rociaré todo el gas pimienta, y no solo en los ojos. -Dijo seria.

-¿Eso no es ilegal? -La miré.

Ella rodó los ojos y no contestó a mí pregunta. Cuando a Eric se le medio pasó la borrachera Alana se lo llevó a su casa y se fueron en su moto.

-¿No te vas a llevar a tu primo?

-Te lo regalo. -Me miró y sonrió un poco.

-Mejor, así podemos estar solos... -Dijo Eric.

-Pensándolo bien, te regalo los dos. -Agarró su casco y se fue.


Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora