Cap. 6

16 0 0
                                    

𝐃𝐚𝐫𝐢𝐨

Estuve la mayor parte de la tarde aburrido. Nathan se fue con Eric a no se donde y Alana estaba trabajando así que no podía ir a buscarla para hacerla rabiar.

Estuve un rato jugando a la play pero me cansé, así que bajé al garaje y cogí los guantes de boxeo. Las peleas ya habían acabado, volveríamos en unos meses y pensaba darme un descanso pero ya que no tenía nada que hacer podría aprovechar. Casi todo el resto de la tarde me la pasé allí. Estaba tan concentrado que no me di cuenta de que ya era de noche y de que Nathan y Alana habían vuelto.

-Prima se te cae la baba. -Escuché decir a Nathan.

Me di la vuelta y vi a Alana apoyada en la pared mirándome. No sabía cuándo llevaba allí pero parecía que un buen rato. Me miró y giró hacia su primo.

-¿Eres imbécil? -Lo empujó y se fue.

Agarré una toalla y me quité el sudor mientras que Nathan se acercaba.

-Se que es tu casa y todo eso pero con mi prima delante no te pongas así.

-¿Así como?

-Sin camiseta. -Me señaló.- Estás bueno y Alana no está ciega.

-No escuché que volvieron, y me da igual. Sí crees que lo hago para impresionarla vas mal encaminado.

-Lo sé, te conozco pero solo quiero que mantengáis las distancias. Tienes fama de rompecorazones y mi prima también. No quiero estar en medio de todo eso.

-Tu primita sabe exactamente con quién habla o a quien mete en la cama, ya es mayorcita.

-Para mi no, es como si fuera mi hermana pequeña y tú eres mi mejor amigo, mantén las distancias.

Rodé los ojos y salí del garaje, fui a ducharme y me puse el pantalón del pijama. Me tumbé en la cama y llamaron a mi puerta. Al abrir vi a Alana en la puerta, con su distintiva trenza y un pijama de verano muy corto.

-¿Porque llevas un pijama de verano?

-Porque tengo calor ¿Que te importa? -Se cruzó de brazos.

-¿A qué venías?

-Ya mismo estás bajando a arreglar el garaje. Lo dejaste echo porquería. -Gruñó.

-Solo dejé los guantes.

-Y las vendas, las zapatillas y la toalla. Cómo mañana baje y lo vea todavía por medio te quemo el saco. -Me miró.

No podía tomarla en serio así, con ese pijama tan infantil. Me di cuenta de que me estaba mirando y sonreí.

-Como usted diga. -La mire. -¿Quieres pasar?

-No, recoge. -Se dio media vuelta y se fue.

Cerré la puerta y sonreí sin quererlo. Me volví a tumbar sobre la cama y me volvió a venir la conversación con Nathan. Claro que no quería nada con Alana, vale, era mona pero a veces sacaba lo peor de mí. Tanto ella como su primo. Di vueltas en la cama y como no podía dormir baje a recogerlo todo porque no quería que la amenaza fuera capaz de pasar. Cuando ya estaba todo limpio miré un poco las cosas que había traído Alana. Había muchísimas herramientas y me di cuenta de que había una foto. La cogí, era una foto de ella con Nathan y un señor que intuí que era el padre de ella. Estaban en un restaurante y los tres hacían caras raras para la foto.

𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚

Escuché ruido abajo y no pude evitar bajar. Llegué al garaje y vi a Darío con una foto, era la que tenía con Nathan y mi padre y él la miraba mientras sonreía.

-¿Qué haces con eso?

Se dio la vuelta y me miró.

-Perdón, solo estaba...

-No te preocupes -Lo paré.- no importa.

Sonríe y movió la foto.

-¿Porqué nunca me has hablado de tu padre?

-Creo que sí lo hice pero da igual.

-¿Te llevabas bien con él?

-Él fue el que me enseñó todo lo que sé de mecánica. -Me acerqué a él.

Me miró y sonrió. Nos quedamos así un rato hasta que miré la hora.

-Dario es muy tarde, deberíamos irnos a dormir ya.

-¿Justo cuando mejor estábamos? Por fin te habías callado.

Lo golpeé pero el no paraba de reír. Fuimos a las habitaciones.

-Buenas noches temeraria. -Me sonrió.

-Buenas noches chico pijo. -Entré a la habitación.


Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora