Cap. 32

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𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚

Después del desayuno cuando Nathan y Darío ya estaban a lo suyo, Mia apareció en mi habitación para, según ella, "ayudarme" con la ropa para esa maldita cita. Entró y cerró rápido.

-Estan en el salón hablando de la carrera. -Me dijo. -Déjame ayudar. -Me hizo pucheros y sonreí.

-La cita es por la noche Mía. Es muy pronto.

-Nunca es pronto. Vamos.

Me hizo probarme muchísima ropa, aunque quitando la ropa que usaba para pilotar o de deporte tuviera poca, ella se las apañó para que me probase la suya. Era más que evidente que para la parte de arriba no teníamos la misma talla pero aún así me hizo probarme faldas y pantalones hasta dejar de ver el colchón de mi cama. Nos pasamos toda la mañana así y sinceramente estaba muy a gusto.

-Debes de estar muy aburrida siempre sola. -Me dijo.

-¿Por?

-Por que siempre te he visto muy independiente y desconfiada con la gente y... No sé, ahora estamos pasando rato juntas y estamos muy bien.

-Seré sincera. Me caes bien y he pillado confianza contigo, pareces buena chica y que trates tan bien a mí primo ayuda. -Le sonreí y ella me lo devolvió.

-Es difícil no tratar bien a tu primo, es un amor.

-Lo sé pero lo ha pasado mal y verlo así me...alegra mucho.

-¿Porqué dices eso?

-Eso no tiene que salir de él. Lo siento.

-No te preocupes reina. No pasa nada.

Después de esto pensé que todos se volvería más incómodo pero todo lo contrario.

Ya llegaba la hora de la cita así que me despedí de los chicos y me iba a ir cuando Darío se ofreció a llevarme.

-Vale, vamos.

Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora