𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚
No podía creerme lo que había pasado. Me besé con el mejor amigo de mi primo, un chico odioso por una puta apuesta.
No paré de darle vueltas a eso durante todo el camino. Sabía porque lo había hecho yo, para ganar. Pero él parecía sorprendido de que ese fuera el fin por el que lo había hecho. Nathan no sabía nada y me parecía la mejor opción.
En la noche entré en la habitación de Darío sin tocar y cerré la puerta. Prendí la luz y vi como el se levantaba alterado, todavía medio dormido y me miró mal.
-¿Qué haces en mi habitación a las doce y media? ¿¡Y porqué tuviste que darle al interruptor!? Odio que me despierten y más si es así.
-Lo primero, como me vuelvas a gritar haré que cuando te mate parezca un suicidio. -Sonreí. – Y lo segundo. Tenemos que hablar sobre lo que pasó.
-El beso… -Dijo él y su cara cambió.
-Nathan no debe enterarse.
-Estoy de acuerdo.
-¿lo estás? -Me sorprendió.
-Sí, lo conozco y no se lo tomaría bien. No quiere que nada se ponga raro. -Asentí y me apoyé en la puerta- ¿Algo más? -Me dijo.
-No, dicho esto ya puedo dormir plácidamente como la campeona que soy.
-Lo que eres es una tramposa. -Gruñó y se levantó para ponerse un pantalón cómodo.
-Lo que te pasa es que estás dolido porque solo te besé para ganar. -Sonreí.
Sin darme cuenta estaba frente a mí, con una mano en mi cintura y la otra contra la puerta. Estaba muy cerca, tanto que podría jurar que oiría a mi corazón latir contra mi pecho a toda velocidad al darme cuenta de lo cerca que estábamos y de que acariciaba la piel de mis caderas con sus dedos lentamente.
-Lo que me pasa es que no me parece una excusa válida para seguirme el beso tanto tiempo muñeca.
-¿Entonces por qué me besaste?¿Porqué lo seguiste? Podías haberte apartado.-Lo miré intentando parecer lo más firme posible.
-Porque soy el único de ambos que tiene los cojones suficientes para hacerlo.
Estuve a punto de besarlo de nuevo…pero él sonrió y se echó hacia atrás. Lo suficiente para mirarme con esa cara de idiota que había conseguido lo que buscaba.
-Eres el único idiota que cree que me gusta ¿No te dijo Nathan que yo no me enamoro de cualquiera?
-Yo no soy cualquiera. Y sé que te has dado cuenta aunque lo niegues. -Dicho esto se volteó para volver a su cama y yo me fui a mí habitación.
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Siempre fuimos nosotros
AcakDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.