𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚
Después de dar vueltas sin sentido ya se había hecho de noche. No quería estar fuera y al ver que no había nadie en casa entré por la puerta de atrás que daba a la cocina. Me quedé mirando la encimera y me senté encima. Me quité la trenza, me dolía la cabeza de llorar y necesitaba alguna pastilla.
Al darme la vuelta vi a Darío apoyado en el marco de la puerta, sin camiseta y con sus ojos clavados en mi.
-Pe... pensé que no había nadie -Dije.
-Perdón.
Me quedé helada. «¿Me acaba de pedir perdón?»
-¿Qué? -Fue lo único que pude decir.
-Siento haberte dicho eso...lo que dijiste me dolió y actúe mal.
-¿Nathan te contó algo? -Él negó con la cabeza. -Vale...yo también lo siento mucho no quería...
Darío me calló con un beso. No sabía que hacer y mi cuerpo habló por mi. Me pegué a él, me agarró de las caderas, me levantó y subió a la encimera. Nos seguimos besando hasta quedarnos sin aire y al separarnos nos sabíamos qué hacer.
-¿Quieres dormir... con... conmigo? -Ver como lo preguntaba me hizo tanta gracia que no pude evitar reir. -Pero no te rías idiota. -Se río él.
Subimos y nos tumbamos en la cama, ambos estábamos tumbados a ambos extremos.
-Creo que mejor debería irme a mi habitación... -Le dije.
Como no dijo nada me despedí y me fuí.
Estaba pensando en que esto no iba a funcionar.
«Solo siente atracción física.»
Me sentí tan mal que me intenté dormir lo más rápido posible.

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Siempre fuimos nosotros
RandomDarío llega a una carrera ilegal a la que lo invitó su mejor amigo, allí conocerá a una piloto a la que detesta pero...nada es lo que parece.