Cap.20

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𝐀𝐥𝐚𝐧𝐚

Antes de que pudiera darme cuenta Darío me había subido sobre el asiento de mi vieja moto y me besaba como si fuera nuestro último beso. Inconscientemente abrí mis piernas y él aprovechó para colarse entre ellas. Mis mayas y su pantalón no ayudaban. Notaba como cada vez se pegaba más a mí y empecé a sentir un roce en la entrepierna.

Un jadeo salió de mi boca y me avergoncé al ver que se había dado cuenta. Él sonrió en mitad del beso y se separó un poco.

-¿Qué? -Lo miré.

-Nada...he escuchado la puerta. Creo que tu primo está aquí. -Gruñí y él sonrió. -Ya, en el mejor momento nos interrumpe. -Se rió.

-Muy gracioso. -Rodé los ojos. Me volvió a besar y sentí un cosquilleo. Lo empujé y cerré las piernas.- Aléjate idiota.

Se rió y salió de allí dejándome sola, sobre la moto y con mucho calor. Me eché las manos a la cabeza e intenté respirar profundo.

¿Qué había sido eso?

¿Cómo habíamos acabado así?

Esto tenía que parar...pero me sentía tan bien que no quería que parase. Ese idiota me había dejado con él calentón encima y le había dado igual. Gruñí y me bajé de la moto.

Cuando fui al salón vi a los chicos con una chica, rubia de ojos azules, el pecho grande y con cara dulce. Me miró y sonrió.

-Hola, tú debes ser Alana. Yo soy Mía la...amiga de Nathan. -Sonrió mirando a mí primo.

-Encantada. -Le sonreí.

Me dio buena espina, parecía agradable.

Siempre fuimos nosotros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora