Sinopsis:
Tras una muy fea experiencia en una cita, Jess Parker decide mudarse a Estados Unidos, a pesar de la negativa de su familia a que lo haga, huyendo del rostro que le generó un feo momento. Al llegar, su vida dará un vuelco cuando descubra q...
Lo más difícil de todo, ha sido tener que dar excusas para no ver a mis padres. Hace casi 5 años y medio que no los veo. Les he dado excusas, que trabajo, que estoy de viaje. Me ha pasado que han escuchado la voz de un niño de fondo y les tuve que decir la misma historia de siempre, que cuido un niño cuando termino de trabajar y que por eso a veces no estoy nunca en casa y no tengo tiempo de viajar a Reino Unido como han querido. Han querido venir a verme y siempre les puse excusas. Mamá decía que quería enviarme cosas, como té. Y lo único que pude hacer fue darle la dirección de mi trabajo para que envíe las cosas. Pero en mi trabajo tienen claro que no deben dar mi dirección a mi familia. Así que ha sido horrible evitarlos porque los extraño y cada día que pasa, veo a Damian crecer, ver que aparenta tener más edad por lo alto que está y muero por enviar las fotos que saco de él a mi mamá, hacerle saber lo inteligente y hermoso que es su nieto.
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Lo mucho que he hecho es hacer una videollamada cuando Damian no está en la casa porque está en la escuela o se va a comer un helado con Paul. Y bueno, ese es otro asunto. Con el correr del tiempo, le logré explicar a Damian que Paul "me ayudó" a que él naciera y que técnicamente es su papá, pero lo trata como un tío.
Y como él lo reconoció legalmente como su hijo, para salir del país tuve que pedir autorización firmada por él. ¿Por qué? Porque nos íbamos a Toronto a conocer a las hijas recién nacidas de Megan y su esposa. Ella estuvo a mi lado cuando nació Damian y sentía adecuado ir a conocer a sus hijas e ir con mi pequeño hombrecito.
Damian ha cambiado mi vida, la ilumina. Aunque dejé de usar redes, para no subir imágenes de él, extraño hacerlo. Me encantaría lucir lo hermoso que es mi niño, pero temo que vea mi abuela, la cual se ha vuelto más intensa con los años. De vez en cuando me llama para retarme porque no digo dónde estoy viviendo. Y esa es una discusión que tengo hasta con mis padres y tanto Paul como mi primo Ed y hasta Megan, cuando hablo con ella, me dicen lo mismo. Que es hora de decirles la verdad, al menos a ellos dos. Y si soy sincera, no sé qué hacer.
Una vez que llegamos a Toronto, nos inscribí a ambos en un hotel y tras dejar las cosas, salimos a comer algo e ir al hospital. Fue hermoso sacarle fotos a Damian en la ciudad y enviarla a Paul.
—¿Vamos a ver a la tía Megan, mamá? —Preguntó Damian y asentí.
—Sí y vas a conocer a su esposa, además de que vamos a conocer a sus dos hijas recién nacidas.
—Me gustan los bebés, ya quiero conocerlas. —Dijo y sonreí—. ¿Puedo cargar a las bebés, mamá?
—Veremos que dice Megan, quizás son muy pequeñas para que las cargues. Pero veremos, si dice que no hay problema y tienes cuidado, podrías cargarlas si estás sentado.
—Me comportaré, mamá. —Dijo y sonreí—. Le prometí al tío Paul que me comportaría.
Entramos a comer algo y mientras estábamos comiendo, me miró.
