CAPITULO 1

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Desperté, estaba tumbada en el suelo, un suelo duro y seco. Intente abrir mis ojos para ubicarme, pero mi visión era borrosa, poco a poco intente incorporarme, me dolía todo el cuerpo.

¿Qué había ocurrido para que apareciera en este lugar?

Intentaba recordar, pero no podía, un profundo dolor de cabeza interrumpía mi mente y no me dejaba recordar nada, como si fuera una barrera. Sé que me llamo Kyria, pero no sé nada más ¿Quién soy?

Cuando mis ojos se acostumbraron a la claridad pude enfocar el lugar donde me encontraba. La nada, eso era donde estaba. A mi alrededor no había nada, solo árboles y tierra, parecía... ¿Un bosque? ¿Montañas?

Intentaba levantarme, pero mi cuerpo no reaccionaba, tenía rasguños en mis brazos y en mis piernas y algún moratón asomaba ya por mi cuerpo. Conseguí moverme e hice fuerza con mis brazos para poder levantarme, sin saber muy bien dónde ir, aunque mi instinto de supervivencia me pedía protección a toda costa.

Con un paso tambaleante ande hasta los árboles, necesitaba un lugar fresco y tenía que beber agua, me quemaba la garganta y me sentía deshidratada.

A lo lejos se oía el ruido de un arroyo, intente buscarlo y llegar a él, aunque mi cabeza no me lo ponía fácil y mi visión era cada vez más borrosa. Me volví a caer al suelo, no podía más, no tenía fuerzas para volver a incorporarme, mis piernas no reaccionaban, mis brazos tampoco hacían caso a mi cabeza, no sabía cómo había llegado hasta allí, pero sabía que este era mi final. Pude ver a lo lejos una sombra de un animal enorme que se me acercaba.

El animal era muy, muy grande, pensaba que era un oso. Hasta que le escuche aullar. Aunque mi vista no podía enfocar bien al animal y lo veía borroso. Pude distinguir que era un lobo negro enorme y venia corriendo hacia mí.

Cuando le separaban dos metros de mí, el lobo se convirtió en un hombre. Definitivamente debía de estar a las puertas de la muerte para que mi mente se imaginara esas cosas.

El hombre se iba acercando a mí andando y me grito:

- ¿Quién demonios eres y que haces en mis tierras?

Cuando ya estaba justo enfrente mía pude responderle:

- Kyria...

Se quedo mirándome, cerré los ojos.

Le escuche hablarme sin entender que decía, antes de desmayarme.

-Bienvenida a casa lobita, te he estado esperando durante muchas Lunas.

Me cogió en brazos y me dejo en una cama, en un lugar que no conocía.

Allí se encontraba una mujer a la que el chico hablaba.

- ¿Crees que es ella Dante?

-Si Gertru, estoy seguro.

-La chica de la profecía.

Dante miraba a la mujer con el ceño fruncido, se podía ver la preocupación en su rostro.

- Nadie puede saber que es ella. No puede salir de esta habitación. Solo lo sabremos tú y yo Gertru. Necesitaba decirle a alguien la verdad y tú eres como mi madre. Aparte de ser la única persona del Clan que tienes conocimiento de lo que ocurrió y conoces la profecía – Mientras hablaba acariciaba mi pelo – Tenemos que protegerla, si no vendrán a por ella, la matarán.

- La protegeremos Dante, de eso puedes estar seguro. Nunca diré nada – La mujer también me observaba – Pobre niña. Es muy bonita, hacía tiempo que no veía a una niña tan bonita como ella. Se parece tanto a Aisuru ¿Cómo la encontraste Dante?

- Salí a recorrer los limites porque tuve una sensación extraña, cuando la vi al principio pensé que era un atacante herido. Pero cuando me acerque supe enseguida que no lo era, pude sentirlo.

Gertru miraba a Dante como una madre cuando reconoce la mirada de su hijo.

- Dante, te conozco desde que eras un cachorro. No puedes engañarme, veo como la miras. No me digas que por fin el Alfa ha encontrado a su...

Dante no dejo que Gertru terminara de hablar, rápidamente la interrumpió.

- Deberías irte a descansar Gertru, yo me quedaré con ella esta noche.

- Se que me has interrumpido porque no quieres que te diga la verdad, pero está bien. Cualquier cosa avísame, pasa buena noche.

Gertru se fue y Dante se quedó allí, acerco una silla a la horilla de mi cama y se acomodó en ella.

- Descansa bien lobita. Yo velare por ti, todo saldrá bien. Te lo prometo.

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora