CAPITULO 16

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Vi como poco apoco Cancervero y todo su Clan iba desapareciendo en la oscuridad, cuando me aseguré de que se habían ido, me subí en el lomo de Dante y ambos salimos corriendo, no sabía dónde me llevaba, pero me daba exactamente igual, íbamos juntos y eso era todo lo que me importaba. Corríamos sin detenernos en la oscuridad de la noche, la única luz que nos mostraba los caminos era la del brillo de la Luna y la de mi propio cuerpo.

Iba abrazada firmemente al cuello de Dante y en ese momento no había nada más, todo lo demás había desaparecido, solamente estábamos él y yo. Nos dejamos llevar por el hechizo que la Luna ejercía sobre nosotros, dejamos que fuera ella quien tomara el control sobre nuestros cuerpos y nos liberamos, dejamos que la naturaleza invadiera nuestros cuerpos, el tacto del aire en nuestros cuerpos, el olor del bosque, el sonido del agua, de los animales, nos sentíamos invencibles y libres.

Cuando Dante se detuvo, se empezaba a ver como el Sol daba sus primeros rayos de luz por el horizonte dando a lo lejos un color anaranjado en el cielo, mientras se fundía con lo que aún quedaba de la oscuridad de la noche.

Me baje del lomo de Dante y él me observaba con una extraña curiosidad y fascinación.

- "Estas impresionante lobita"

Levante mis manos y me las mire, eran blancas al igual que mis piernas y ambas partes de mi cuerpo brillaban, emitían su propia luz, era resplandeciente. Me agache en el pequeño arroyo que corría a nuestro lado y mire mi reflejo en el agua. Mi cara al ver mi reflejo fue de una absoluta sorpresa, mi pelo negro ahora era blanco, mi cara, mi cuerpo todo había cambiado completamente, brillaba y daba luz en lo que todavía quedaba de la oscuridad de la noche, era como si todo mi cuerpo hubiera absorbido toda la luz y el resplandor de la Luna haciéndolo parte de mí. Mis ojos azules ahora eran plateados, incluso mi ropa había cambiado, el vestido que llevaba ahora también era blanco y apenas se diferenciaba de mi piel, tocaba mi cara con mis manos, no podía creérmelo.

- ¿Soy yo?

- "Eres tú. Creo que es a esto a lo que se referían cuando decían lo de tu despertar" -Dante hizo una pausa mientras seguía mirándome fijamente, podía notar la adoración que sentía por mí en este momento. -"Cuando yo desperté me convertí en lo que ves ahora, pero tu... tú te has convertido en una diosa."

- ¿Y qué tengo que hacer ahora Dante? No se... no se... como utilizar este poder, como usar este cuerpo.

Era la primera vez en toda la noche en la que ya realmente era consciente de todo lo que había pasado, ya no notaba la influencia de la Luna sobre mi cuerpo. Mi mente volvía a ser la mía y es cuando empecé a sentir el miedo, la inseguridad, la incertidumbre, el no entender muy bien lo que había pasado, en lo que me había convertido, aunque fuera algo que yo sabía que iba a pasar, necesitaba asimilar todo lo que había pasado, necesitaba que me ayudaran a saber utilizar toda esta nueva magia que habitaba en mi interior.

- "Aprenderás amor, como yo aprendí a ser lo que soy. Estas destinada a ser lo que eres, a hacer grandes cosas, no sientas miedo, todo pasara y serás tú quien tome el control de todo el poder y la fuerza que tienes. Edon te ayudara a eso y yo te ayudare también en todo lo que pueda."

Una pequeña lagrima callo por mi mejilla, Dante se acercó a mí y me dio con su hocico en la cara, después me lamio la mejilla.

- "No llores, juntos podemos con todo, lucharemos con todo lo que venga, ambos aprenderemos a ser más fuertes" -Le di un beso en su frente y me abrace a su cuello, nunca habíamos pasado tanto tiempo juntos en su forma de lobo y me gustaba, me hacía sentir segura. - "Tus logros serán los míos y tus caídas también, no estás sola en esto amor, ambos somos uno, somos el mismo ser."

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora