CAPITULO 21

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- ¡Ey chica despierta!

-Los ojos amarillos, los ojos amarillos, los ojos amarillos...

- Para, para ¿Qué ojos? ¿Qué dices?

Me desperté gritando, estaba sudando y aturdida, las sábanas estaban revueltas como si hubiera pasado una caballería por encima de la cama. Delante de mí estaba Esme, me miraba, más aturdida incluso de lo que yo lo estaba.

- Solo ha sido un sueño, no pasa nada, ya está.

Ya era de día, el Sol iluminaba por completo mi habitación. Estaba completamente desubicada, cerré los ojos y los volví a abrir, eso no había sido un sueño normal, era como un recuerdo manifestado en mis sueños a través de mi subconsciente.

- No era un sueño, creo que no lo era.

- ¿Por qué no me lo cuentas? Tal vez así te tranquilizas.

Le conté a Esme todo el sueño, aunque me dio vergüenza, pero necesitaba hacerlo. Le conté todas las sensaciones que tuve, como sentía que estaba manipulada mentalmente, que se habían introducido en mi cabeza haciéndome prisionera de él, la conté que no parecía un simple sueño, que estaba completamente segura de que no lo era.

- ¿Me estás diciendo que estas preocupada porque has tenido un sueño erótico con un hombre? Seguramente ha sido por lo que hablamos ayer, el alcohol ha hecho estragos en tu cabecita. -Esme le quitaba importancia.

-No, no era un sueño erótico. Yo conocía esa habitación, había fotos. Era como un recuerdo de mi vida pasada de antes de que apareciera aquí. Y a él le conocía, no era un encuentro normal Esme, me estaba dominando, estaba metido en mi cabeza, él mandaba en mi cuerpo y en mi mente y yo solamente estaba bajo sus deseos y su control.

- Bueno vale, supongamos que se trata de un recuerdo como dices ¿Y qué más da? Tú disfrutaste ¿No? Pues ya está, no lo veo tan importante.

- No disfrutaba exactamente. Era yo físicamente, pero estaba como hechizada, él era quien decidía por mí, me estaba usando como si fuera un títere, yo solamente era su juguete y él era quien ordenaba en mi mente lo que tenía que hacer o sentir. No podía pensar, solamente estaba sucumbida a él, me dominaba, ni yo ni mi cuerpo teníamos voluntad propia. Se estaba aprovechando de mí.

- Haber esta situación es complicada, nuca he escuchado algo así y no sé muy bien que decirte... Los sentimientos que me cuentas que tenías o que todavía tienes no me gustan, es como si hubieran abusado de ti ¿Has pensado en si puede ser alguna expareja?

- Pues espero que no lo fuera... y más sabiendo quien es.

- ¿Pero sabes quién es?

- Cancervero.

- ¿Cómo?

- Era él.

- ¿Por qué sabes que era él? Nadie le había visto su cara hasta la otra noche cuando el Plenilunio y mucho menos se le ha visto en su forma humana.

- Tenia sus ojos Esme, esos malditos ojos amarillos, los mismos que me han acechado desde que llegue aquí, los mismos que estaban cuando atacaron a Dante...

- ¿Cuándo atacaron a Dante? -Esme me miraba confundida.

-Es una larga historia. Eran los mismos ojos que tuve enfrente la otra noche, la misma sonrisa que parece que viene del mismísimo infierno. Sé que es el, estoy completamente segura.

- Vale, te creo. -Dijo finalmente. - ¿Y porque narices estaba contigo? ¿Qué narices quería de ti y con qué fin?

- No lo sé. Y eso me asusta.

Claro de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora