EL Despertar Divino

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Mü se encontraba respirando entre cortadamente, ya no sentía dolor, pero si sabia que su brazo se encontraba inflamado pues sentía que la armadura le estaba apretando de mas. Fijo su vista hacia arriba, el techo se encontraba algo agrietado, tal vez debido a loas batallas que habían estado sosteniendo sus compañeros con los guerreros que servían a Apolo.

Apoyo su cuerpo en la pared de aquel pasillo, ahora, con esa fractura seria imposible ayudar a sus compañeros a rescatar a Athena. Dejo salir un fuerte y sonoro suspiro, continuo su camino, bajar las escaleras e ir con sus compañeros.

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Aioria salto lo mas rápido que pudo para poder evitar el ataque de Damián, pues apenas habían entrado por aquella habitación, el guerrero que defendía a Apolo los ataco de manera inmediata. Aquel guerrero se valía de su habilidad para poder tele transportarse de un lugar a otro, semejante a las habilidades que poseía Mü, pero con la diferencia que de que él no era tan pacifico como el Carnero Dorado.

-¿Qué te pasa Damián?- le tentó el León dorado -¿Qué acaso no tienes buena puntería?- un rayo de energía purpura salió disparado y un gran cráter se formo en el suelo

-No tientes a tu suerte Caballero de Athena- le comento mientras aparecía detrás de Aioria tratando de patearlo.

Aioria esquivo aquel ataque y se posiciono detrás de su oponente tratando de golpearlo, pero de nuevo Damián cambio de posición, cuando Aioria pretendía hacer lo mismo aquel guerrero se movió rápidamente, tomando a Leo por el cuello y azotándolo fuertemente en el suelo.

El agarre que mantenía sobre aquel fiero león era fuerte, demasiado fuerte como para que no pudiera soltarse, sentía que el aire le estaba comenzando a faltar. Damián solo sonrió. Aioria dejo de pelear, con esto aquel guerrero sentía su victoria.

Una fuerte golpe de Cosmo alejo a Damián del cuerpo de Aioria, la armadura de aquel león dorado comenzó a emitir un poderoso brillo. Se incorporo del suelo poco a poco mientras masajeaba su cuello.

-Es hora del round dos- comento contento mientras aclaraba su garganta

-No eres tan fácil de vencer- respondió feliz ante aquel reto

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Camus caminaba a paso tranquilo, mirando aquella puerta que se encontraba frente a él a unos metros. Apoyo su mano sobre esta, de inmediato sintió que aquella puerta poseía un peso muy grande, con fuerza empujo aquella puerta que le dio la bienvenida a un pasillo oscuro.

Miro aquellas escaleras que lo llevaban aun mas abajo, desvió su mirada hacia atrás, no había nadie que lo siguiera. Con paso cauteloso comenzó a bajar por aquel pasillo estrecho iluminado únicamente por las antorchas.

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Te encontrabas totalmente aburrida y cansada. Ya no soportabas estar colgando de una piedra. Mirabas a Apolo que caminaba de un lado para otro, lo viste patear una piedra que cayó dentro de aquel lago de fuego líquido. Sonreíste, aunque no lo decía, algo dentro de ti sabia que estaba perdiendo.

-Apolo- le llamaste

-¡¿Qué diablos quieres?!- te grito

-A mi no me grites- le respondiste –no tienes ningún derecho

-¡Te equivocas! ¡Yo soy…!

-¡Tu padre!- le respondiste y comenzaste a reír a carcajada limpia recordando aquella frase de la película que habías visto tiempo atrás

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora