Confesiones

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Bajaste lentamente hasta el templo de Toro Dorado, aun te dolía estar ahí sola, pues las veces que lo habías hecho eras recibida por el alegre Aldebarán, pero ahora se encontraba demasiado herido, luchando por su propia vida.

Sentías que ese templo estaba vacío, toda la alegría estaba por acabarse, agitase la cabeza, no querías ser pesimista. Pero recordar la manera en la que había llegado…

Posaste la mano sobre la gran caja dorada en donde se encontraba guardada la armadura dorada de Tauro. Una mano se posó sobre tu hombro, te sobresaltaste y te encontraste con la mirada de Mü.

-¿Cómo estás?- te pregunto

-Preocupada- respondiste –aun no me cabe en la cabeza que Alde haya quedado así, había escuchado que era el caballero más fuerte

-Aun así, siempre habrá alguien más fuerte que uno- te respondió

-Que buena forma de animar- le respondiste mientras él sonreía ante tu comentario -¿qué haces aquí?

-Es lo que yo debería de preguntar- te respondió

-Bueno, yo…- pensaste que decir, habías ido ahí de manera automática –yo soy Athena y puedo andar donde yo quiera

-Buena razón- te dijo

Lo viste que se dirigió hacia la Caja de la Armadura, la cual toco, en ese momento la Armadura en forma de toro apareció fuera de su protección. Apenas y se podía distinguir la forma, se encontraba sumamente dañada. Viste que la comenzó a ver de manera detallada, tu hiciste lo mismo tratando de buscar lo que Mü también buscaba, pero no había nada.

-¿Qué estamos buscando?- le preguntaste tomando asiento en el suelo

-Nada- te respondió mientras reía –solo estoy evaluando el daño de la armadura para comenzar a repararla

-¿Cómo?- preguntaste dudosa

-Primero hay que verificar que aun este con vida- te dijo mientras te observaba, tal parece que se dio cuenta de que no habías entendido pues rio de nuevo –mientras la armadura no pierda el color y el brillo significa que aún está viva

-¿Y eso qué? ¿O qué?- volviste a preguntar

-Que no será necesario usar tanta sangre

-¿Qué cosa?- exclamaste –ilústrame Mü, ¿Cómo vas a reparar la armadura con sangre?

-Pues como escucho- te dijo de nuevo –se necesita de la sangre para que la armadura vuelva a la vida, ademas de Polvo de Estrellas

-¿Polvo de estrellas?- preguntaste –espero que no sea alguna sustancia toxica o algo así- susurraste para ti

-Perdón, no la escuche

-¡Nada!- respondiste de inmediato –bueno, ¿luego las mezclas o qué?

-Algo así- te dijo -¿quiere ver como lo hago?

-Si- respondiste de inmediato.

Viste que traía un trozo de tela que lo dejo en el suelo, te acercaste y viste algunas herramientas. Tomaste una de ellas, se asemejaba mucho a un cincel, típico para un escultor, ademas un pequeño saquito, lo tomaste y lo sacudiste, parecía que ahí se encontraba el famoso Polvo de estrellas. Desviaste la mirada hacia él, te pusiste de pie de inmediato y lo tomaste de la mano

-¡¿Qué estás haciendo?!- le preguntaste alarmada

-Nada- te dijo –solo necesito hacer un corte para poder comenzar con la reparación

-Estas a punto de suicidarte- le comentaste –no te rías Mü, eso no se hace ni de broma

-Mü no se va a suicidar- escuchaste que intervino Camus –es algo que un Caballero hace para poder reparar su armadura. Ademas, no creo que Aldebarán esté en condiciones de hacerlo

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora