El Juicio de Lealtad

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Tratabas de dejar de llorar como lo habías estado haciendo momentos antes, después de tanto querer escapar del abrazo de Dhoko terminaste aferrándote a él, mientras los demás solo te observaban.

-Debemos ir a Jamir y ver qué fue lo que en verdad paso- tomo la palabra Dhoko mientras tú te encontrabas sentada en las escaleras –y… buscar el cuerpo para darle sepultura

-Lo sé- le respondió Shion -¿vas tú con unos cuantos más?

-Déjamelo a mí yo me ocupare de llevar solo a tres o cuatro más, solo por si aun hay algún peligro- dijo él

-Yo también quiero ir- pediste

-No creo que sea la mejor opción- te respondió Shion

-Estoy avisando, no estoy preguntando ni pidiendo permiso- comentaste mientras mantenías la mirada en la nada.

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Aldebarán caminaba a paso lento pero siempre alerta al igual que Aioria que miraba a todos lados, Camus solo caminaba a tu lado, cuidando de que no fueras a caer o a que te pasara algo, todos ustedes eran liderados por Dhoko quien iba a la cabeza. El sitio en el que se encontraba era muy árido, no había nada más que rocas y paredes de estas mismas a donde quiera que mirabas. En verdad que había elegido un lugar muy escondido para poder reparar aquellas armaduras.

Pasaron por un camino angosto, delante de ti Aioria y detrás de ti Camus, no tenías ganas de hablar, no tenías ganas de hacer nada… solo querías despertar de esa terrible pesadilla que ahora estabas viviendo, porque era eso… solo una pesadilla que acabaría en unas cuantas horas. Tenías aun la mínima esperanza de que al llegar al sitio te ibas a encontrar con él, en ese lugar… esperándote con una gran sonrisa y con sus brazos abiertos para abrazarte. Después de un largo tiempo, llegaron a un sitio donde se alzaba un templo muy al estilo hindú, en este no había ventanas ni había puerta alguna, solo un balcón que se encontraba muy alto, a la mejor tenían que decir una palabra mágica para poder abrir esa puerta que se encontraba oculta a la vista de todos.

Pero lo que más llamo la atención fue ver aquel lugar destruido en su totalidad, había muchos cráteres, muchas rocas destruidas, una que otra pared tenía un gran hueco que no termino destruyendo aquella roca por su voluminosidad, incluso aquel templo tenía una que otra grieta. Comenzaste a caminar por ese lugar con mucho cuidado, Dhoko había ordenado que buscaran cualquier cosa que no perteneciera a ese lugar, pero no sabías que buscar.

Viste que los demás comenzaron a remover las rocas, a buscar algo, pero no sabías que… aunque en el fondo sabias que era eso que buscaban… no era eso, era él, el cuerpo de Mü que yacía bajo esos escombros.

-Señor- escuchaste que le llamo Camus, de inmediato te acercaste a ese sitio

-¿Quién es?- pregunto Aldebarán al ver el cuerpo pálido de un hombre con armadura negra

-Debió ser el Espectro con el que peleo Mü- se apresuró a decir Aioria

-Déjenlo ahí- dijiste con mucho odio –que sea el alimento de los cuervos que andan aquí o de cualquier animal

-Athena- te llamo Dhoko

-Es un Espectro de Hades- dijiste elevando la voz -¡No ven su maldita armadura! ¡Es negra!- dijiste mientras te alejabas de ahí, la herida tenía pocas horas de haber sido abierta

Continuaron buscando, viste que aun así Dhoko y Aldebarán sacaron el cuerpo de ese mal nacido de entre las rocas. Camus y Aioria continuaban buscando en otros lados, tu solo continuaste caminando por todo el sitio, no querías hacer nada, solo fuiste ahí para ver que Mü continuaba con vida, que lo que había hecho en el Santuario había sido solo una broma. Tu mirada viajo de un lado a otro, buscando nada. De pronto tus ojos vieron una mancha tirada en el suelo con sus cabellos lilas esparcidos y sus ropas nativas de Jamir.

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora