El primer ataque

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La mirada de la Graya que poseía en ese momento el ojo se mantenía escrutándote de pies a cabeza, ya sabía ella que te encontrabas al límite de tu aguante. Eso no era nada bueno, en especial para ti.

-Bueno, si Athena desea saber qué es lo que necesita para poder encerrar el alma del señor Hades debe de pasar por unas sencillas pruebas- te comento mientras caminaba hacia ti, Ikki se colocó delante para cerrarle el paso -¿Quién te crees que eres para interponerte entre una diosa y una Graya?

-Mantén tu distancia bruja- le ordeno –desde ahí Athena puede escuchar lo que le tengas que decir

-Mortal estúpido- le susurro una que se encontraba junto a la otra –estos humanos creen que por ser guardianes de un dios pueden pasar por encima de las demás que tenemos mucho mas tiempo que ellos caminando entre los dioses que tanto cuidan

-No les digas nada hermana- respondió de mal humor la tercera –no lo merecen, Athena no sabe amarrar a sus perros, son malos, son agresivos, muerden y ladran mucho

-Ya basta- intervino Argol –no tienen derecho alguno a hablarnos de esa manera- se adelantó unos pasos, por más que querías detenerlos sabias que en ese momento no podías, si ibas a enfrentar una prueba tendrías que guardar fuerzas –así que midan sus palabras brujas

-Ya cálmense- ordenaste –yo me las arreglo, ustedes solo quédense detrás de la barrera que no pasara nada malo

-Athena cuida de sus perros- comento una de esas Grayas –que Athena tan mas extraña vive en esta era

-Solo soy diferente a las demás, es todo- respondiste –bueno, vamos directo a los negocios… ¿Qué es lo que tengo que hacer para que me digan como derrotar a Hades?

-Te lo diremos, si… te lo diremos- te dijo aquella que poseía el ojo –pero solo porque tú derrota está asegurada, lo se… lo hemos visto

-El destino puede cambiar en cualquier momento- respondiste seriamente –solo díganme que hacer para irme de aquí

Aquella mujer te llamo a que la siguieras mientras sus dos hermanas ya se habían adelantado, al menos tus Caballeros aun podían seguirte. Tuviste que subir unas escaleras más, estas poseían escalones más elevados igual o más cansados de subir que los anteriores. Llegaron a una cámara realmente hermosa, pues se encontraba con varias cataratas delgadas que caían sin cesar al suelo, en medio de aquel sitio había una laguna en la cual se encontraba unos escalones más, los cuales te indicaron subir. Dejaste a la pequeña criatura en brazos de Shun para poder despojarte de tu chaquetilla y acostarlo ahí. Te encontrabas de pie en un pilar que no tenía nada del otro mundo.

-Ahora Athena- te llamo otra mujer que ahora llevaba el ojo –elige anda… elige quien de ellos es más útil para estar contigo

-¿Disculpa?- preguntaste pues no habías entendido –se supone que la prueba era mía, no de ellos

-No Athena, ellos vienen contigo, les toca sufrir lo mismo que a ti- te respondió mientras una sonrisa macabra adornaba su rostro

-No es problema para un Caballero de Plata- escuchaste que uno de ellos tomo la palabra –yo Misty de Lagarto hare la prueba junto a la diosa Athena

-Eso me parece bien- respondió y dio la orden a una de sus hermanas, la cual con un solo chasquido de sus dedos levanto una prisión que solo mantenía a Misty dentro de ella –espero que puedas soportarlo Athena

-He tenido que soportar muchas cosas, una prueba mas no será difícil para mi- respondiste llena de confianza

-Por cierto, si gritas… no te diremos nada- te dijo mientras volvió a chasquear sus dedos

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora