Los Caballeros Dorados

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Te quedaste de pie frente a la habitación que te habían asignado. Miraste a todos los lados de aquella pieza en la que únicamente había una cama lo suficientemente grande como para que tres personas se acomodaran tranquilamente. Cubierta de una sabana blanca y almohadas acomodadas perfectamente. Caminaste hacia un balcón que solo se encontraba cubierto por una cortina roja, lo pensaste bien, te dabas cuenta de que el rojo era esencial en ese lugar, desde ahí pudiste observar todo el lugar aunque aun parecía un poco alejado debido a la altura en la que te encontrabas, respiraste la brisa suave y fresca, a ti llego un exquisito aroma a rosas, miraste por todos lados pero no pudiste observar nada. Regrésate a la habitación para seguir examinándola mas de cerca, fue cuando viste la mochila que Milo te había arrebatado, se encontraba en el suelo a lado de la cama, corriste dejando el libro sobre el colchón, levantaste la mochila y de inmediato la abriste para buscar que todo estuviera en su lugar.

La ropa que habías usado en la escuela, otros cambios mas que habías llevado, tus botas se encontraban perfectamente acomodadas. Tomaste entre tus manos la cajita que siempre llevabas contigo, ahora podría servirte de mucho. Te sentaste en el borde y miraste toda la habitación de nuevo... no había mucho, unos taburetes en las esquinas con jarrones, aunque solo uno de ellos con flores, para variar, rojas. Un sofá, una pequeña mesita con dos sillas... muy pocas cosas hacían que la habitación se viera mas grande de lo que en realidad era.

Una voz te saco de tus pensamientos en los que habías estado... no lo sabias, simplemente dejaste que tu mente viajara a otro mundo.

-Lo siento- respondiste apenada -no entiendo lo que dice- continuaste diciendo mientras aquella mujer tratada de que entendieras. Te hizo seña de que la siguieras y no muy convencida te levantaste de tu lugar cuando ella te tomo de la mano con delicadeza.

Te llevo a una habitación que se encontraba a lado de donde estabas. Este lugar se encontraba lleno de vapor, algo que de inmediato te trajo calor, un lugar cuyas paredes blancas así se mantenían, alguna que otra columna se alzaba frente a ti. Miraste a la mujer que te había llevado, solo te dio una reverencia y salió del lugar. Comenzase a caminar encontrándote con un juego de toallas y alguna que otra botella de jabón.

-Es un baño- susurraste mientras caminabas a lo que pensabas que seria la tina. Miraste que en el agua había varios pétalos de flor flotando -¿Qué no se cansan de poner el rojo hasta en el baño?- preguntaste a la nada

Regrésate a tu habitación y tomaste un cambio de ropa. Sacaste tus propios artículos de limpieza personal y regresaste a lo que según tu, era un "baño"

Te bañaste lo mas rápido que pudiste, ademas la corriente de aire que entraba de no sabias donde te hacia titiritar de frio. Poco a poco fuiste tanteando la profundidad de aquella "alberca", la cual no eran tan profunda, al menos podías tomar asiento tranquilamente y el agua te cubría casi hasta los hombros.

-Una se puede acostumbrar rápidamente a estos lujos- te dijiste, miraste hacia el techo jugando con los pétalos que flotaban en el agua -pensándolo bien, hay una cosa que no me queda claro aun... ¿Dónde demonios esta el baño?

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~ 2 ~

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Cepillabas tu cabello mientras por tercera vez te quitabas el exceso de agua. Miraste a tus espaldas, aun se encontraba aquel vestido blanco sobre la cama, aun así optaste por usar tu pantalón de mezclilla que se encontraba algo rasgado en las piernas, tus tenis y una blusa de manga corta en color lila. Guardaste tu ropa sucia en una bolsa y la metiste a la mochila la cual escondiste debajo de la cama. Unos golpes en la puerta llamaron tu atención, no reaccionaste y decidiste seguir cepillando tu cabello.

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora