Tomando una decisión

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Hola mis amigos hemos regresado!, si se que deberíamos estar en
cabo shion Y en el tartaro
He aqui  la
CONTINUACION!!!

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Caminaste en silencio hasta la soledad de tus aposentos, lo que Radamanthys te había dicho momentos antes de morir te había dejado pensando. ¿Cómo era posible que Shion y Dhoko fueran peligrosos? Era muy difícil de creer casi imposible pero si lo había dicho por algo era porque sabia, tenía conocimiento de algo que no alcanzo a decirte.

Tomaste asiento en la orilla de tu cama y continuaste pensando que era lo que tenías que hacer, como te podrías dar cuenta de que te iban a traicionar; si es que así era, pero también había una posibilidad de que estuviera delirando y tal vez, habrías confundido lo que te quiso advertir. Lo más seguro era eso, habías malinterpretado la advertencia de Radamanthys y ahora igual que siempre lo hacías, estabas quebrándote la cabeza con ideas locas.

Un suspiro salió de tus labios y miraste fijamente el techo de tu habitación, desviaste la mirada hacia el balcón para ver un día que estaba por llegar a su fin, decidiste ir a tomar un baño para poder comer algo e ir a dormir. Te incorporaste de nuevo y fijaste la vista en las colchas y sabanas que estaban dobladas en una esquina, tus ojos ardieron de inmediato al recordar a Radamanthys, esa noche la pasarías a solas, nadie velaría tu sueño, ya no estaba a tu lado. Sabias que dentro de poco acabaría la maldita guerra y ganarías solo la batalla, porque la guerra ya la habías perdido, te habían arrebatado no solo a varios Caballeros; sino que te habían arrebatado lo más importante para ti… tú armada Dorada.

Un corto shorts y una blusa de tirantes era lo más cómodo que usabas para dormir, te topaste a Hades en el momento en que ibas a abrir la puerta del baño, tal parecía que él también había tenido la misma idea que tú.

-Mi Lady- te llamo

-Hades- respondiste mientras te hacías a un lado para que saliera y así poder entrar tú

-¿Vas a cenar algo?- te pregunto antes de que cerraras la puerta, le miraste fijamente -es que pienso comer algo ligero antes de dormir, así que pensé que tal vez quisieras comer algo… nos haríamos compañía, no comeríamos solos

-Claro- le respondiste desganada y sorprendida al mismo tiempo

Te dio una sonrisa de agradecimiento y cerraste la puerta del baño. Estabas muy deprimida como para poder rechazar esa invitación y demasiado cansada como para poder pelear o hacer gala de tu cinismo. Aldebarán, Aioria y Ángelo… solo ellos estaban aún con vida, aún seguían peleando así que no podías estar deprimida todo el tiempo, aún ellos estaban a tu lado. Eran demasiado fuertes como para ser vencidos por 4 dioses del sueño, eran poca cosa para ellos, tenías que forzarte a pensar eso, no podías dudar de ellos ya no más. Ellos tenían que ser los más poderosos, los lacayos de ese tal Hypnos no podían ser más fuertes, no importaba que los superarán en número, Aldebaran contaba por dos. Tus ojos se comenzaron a aguar, parpadeaste un par de veces y te sumergirse dentro de la bañera para poder calmarte, no podías ser pesimista.

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Ángelo salió disparo hacia el cuerpo de Aldebarán, aun así eso no impidió que los dos cayeran al piso, en verdad esos tales dioses del sueño era muy fuertes, demasiado para el gusto de cualquiera de esos tres. Aioria aún batallaba contra Phantasos, este le igualaba en velocidad y eso era muy difícil de hacer.

-¿Estás bien?- pregunto Aldebarán a su compañero

-Claro, siento haber caído arriba de ti

Tenían ya un poco de tiempo batallando contra ellos, pero parecía que no tenían un límite, ellos ya estaban cansados y sus oponentes aún se veían que tenían fuerza para seguir luchando un largo tiempo. Ángelo sacudió su cabeza dejando ir ideas tontas, no podía ser tan pesimista. Eran la última barrera que protegía a su diosa Athena y no iban a caer tan fácilmente, acabarían con sus oponentes así fuera lo último que hicieran.

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora