Ultimo suspiro

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Caminaba de un lado a otro, abriendo cada puerta que encontraba a su paso, dando como resultado solo aumentar su frustración al no encontrar aquella persona, solo sus pasos resonaban en todos esos pasillos. Pero no había rastro de aquel que gobernaba ese sitio, uno de sus tantos soldados se presentó ante ella solo para informarle que el joven no se encontraba en sus dominios, de pronto sintió que alguien se presentó, un escalofrió recorrió su espalda

-Pandora- le llamo, esta de inmediato se puso de rodillas mostrando sus respetos -¿Cómo puede ser que aún no lo encuentres?

-Lo siento mi señor Thanathos- se disculpó –estoy en eso, tenga por seguro que dentro de poco lo encontrare

-Eso espero- le dijo –más te vale que así sea- dijo antes de irse de ahí

Dejo salir un suspiro de frustración pues sabía de antemano que ya había estado buscando por todos lados y de Hades no había rastro alguno ni el de su rata, como ella solía llamar a su mascota. Desvió la mirada hacia la ventana mientras se preguntaba donde era que estaba, se puso de pie y camino hacia ella, apoyo una de sus manos sobre el frágil vidrio, su mirada se encontraba perdida, no podía permitir que su señor se perdiera cuando estaban teniendo ventaja sobre Athena, no era el momento, tenían que seguir presionando a las fuerzas de ella para que la derrota llegara y así subiera al poder sin problema alguno.

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Te encontrabas sentada en uno de los balcones del Templo Patriarcal, desde esa distancia podías observar cómo era que Camus se mantenía hablando tranquilamente con Calandra, lo que más te llamaba la atención era las atenciones de tu Caballero de Acuario tenia para aquella joven, era la primera vez que lo veías reír con alguien más que no fueras tú o el resto de la Orden. Se te hacia que era una pareja muy hermosa, a pesar de que ninguno de los dos se veía que se le había declarado al otro…. te sentías mal, sabias que de un momento a otro Camus tendría que salir a defender lo que junto a Shaka le correspondía y si en esos dos había nacido algo más que amistad… sacudiste tu mente, no podías pensar de esa manera, no podías alejar a alguien que se había ganado un espacio en el corazón de una de tus mejores amigas. Viste que le retiro como hacía unos momentos atrás, otro mechón del cabello de ella para acomodárselo detrás de su oreja, sonreíste y decidiste darles privacidad.

Caminaste hasta que saliste directo hacia el patio donde se encontraba la estatua de Athena, aquella que solía convertirse en tu armadura. Subiste los escalones y caminaste hasta posicionarte detrás para observar todo el Santuario en su máximo esplendor. Todos se veían muy animados a pesar de que se estaba pasando por una prueba, la más difícil de todas, pero sabias que de entre todos tú debías de mantenerte más animada, para infundirles valor y seguridad.

-¿Qué ve?- te preguntaron

-Todo- respondiste –a todos

-Deberías de estar en tus aposentos

-No, me aburro sin poder hacer nada- respondiste, Shion se acercó unos pasos más, quedando a tus espaldas. Estuvieron un momento en silencio –oye Shion…- le llamaste y por primera vez le diste la cara -¿te puedo hacer una pregunta?

-Athena- te llamo seriamente, demasiado para tu gusto –desde la era del mito ha habido una regla para la diosa, el amor que profesa a sus Caballeros debe de ser el mismo por todos, no debe de amar más a uno que a otro- te dijo adivinando tu pregunta

-Shion…- te levanto la mano, pidiéndote que no interrumpieras. Callaste

-No debe de preferir a nadie, ni a un Caballero ni a una Orden en especial. Athena no debe pensar como mujer y eso es porque el mundo la necesita, la humanidad la necesita.

De chica a DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora