Gatitos

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Gatos. Adorabas los gatos, todo tipo de gatos: grandes, pequeños, peluditos,  marrones, blancos, negros, pardos...

Todos eran adorables ante tus ojos. La simple forma en que se lamian las patitas, como arqueaban la espalda al estirarse, su elegacia al caminar...

Siempre quisite un gato, pero Thorin no, ese era el problema. Aunque parezca mentira eran más frecuentes las discursiones de gatos que los temas referentes al reino:

-¿¡Pero porque no podemos tener un gato?!-

-¡Porque no me gustan!-

-¡Pues a mi si!-

-¡Pues a mi no!-

-¡Te estas comportando como un niño! ¡¿Se puede saber porque no te gustan los gatos?!-

-Los gatos son siniestros, silenciosos y les brillan los ojos en la oscuridad, son peludos y pequeños,  tienen bigotes y siempre andan de mal humor- Dijo Thorin contando con sus dedos las pegas que encontraba a los gatos.

-Sinceramente, parece que te estés describiendo a ti mismo- Dijiste cruzando los brazos y dándo media vuelta como una niña pequeña.

El enano de pelo negro abrió y cerró la boca para protestar, pero para su desgracia no tenía ningún argumento con el que defenderse, gruño y se fue.

Llebavais dias enfadados por la misma estupida discursión y Thorin  por lo tanto decidió ir a dar un paseo contigo para intentar hacerte cambiar de opinión de forms serena y civilizada. Mientras él caminaba a tu lado solo diciendo cosas malas de los gatos tu le ignorabas y observabas el paisage, y en tu camino para sorpresa tuya encontraste a una gata adulta con una pata herida.

Naturalmente suplicaste a Thorin para poder quedártela y él cansado aceptó.

Cuidaste a la gata en una habitación solitaria del castillo dónde pudiera tener paz y pudiera descansar, desgraciadamente la gata murió.

Un dia, mientras Thorin dormia solo en la cama empezó a escuchar lamentos de gato:

-¿Y eso?- Preguntó con voz ronca mientras veía como tu te arreglabas frente a un espejo de cuerpo entero en la habitación.

-¿Eso que? No oigo nada- Dijiste con toda naturalidad.

-Los maullidos-

-Serán los lamentos del fantasma de  Arena a la que no visitaste ni una sola vez-Le reprochaste con tono infantil.

-No, no son imaginaciones mias-Dijo mientras se levantaba.

-Venga, visteté o llegaremos tarde-Le apresuraste.

Él aún adormilado fué a la busqueda de los productores de esos maullidos.

Agena a sus movimientos, te dabss los ultimos retoques cuando él se reflejó detrás de ti en el espejo con una caja llena de gatitos maulladores. Maldijiste para tus adentros. Thorin entrecerró los ojos y sacó un gatito blanco de la caja cogiéndolo con dos dedos por el delicado pescuezo:

-¿QUE. ES. ESTO?- Te preguntó mientras el gatito dava medias vueltas en el aire.

Intentando aparentar normalidad le contestaste:

-Un gato-

-Creo que hay más de uno-

-Unos gatos, pues-

Te diste la vuelta y alarmada cogiste al gatito que él habia dejado colgando:

-Te dije que no quería gatos-

-¿¡Pero que haces?! ¡¿Querias matarlo o que?!-

Él bufó:

-No le he echo nada, los gatos se cogen así-

-¿Desde cuando?-

-Desde toda la vida-

Hubo unos instantes de silencio:

-¿Se puede saber de donde han salido?-

-¿No es evidente?-

Rendido el rey aceptó quedarse con cada uno de los gatitos.

-De momento se quedarán ahí- Dijo arrebatándole el gatito de las manos, colocándolo con los demás y empujando la caja debajo de vuestra cama.

Más tarde al acabar la reunión fiste corriendo a la habitación y pusiste la caja encima de la cama, sacando a los gatitos y empezaste a nombralos a la vez que los señalabas con el dedo mientras Thorin te observaba:

-Tu serás Miau- Empezaste.

Él levantó una ceja:

-¿Miau? ¿Enserio? Te creía más original-

Le tiraste un cogín que esquivó agachándose y terminó por acercarse más a ti y a aquellos animalillos:

-Los gatos son mios, y le llamaré como yo quiera-Aclaraste, duvitatiba le mirate:

-¿Que nombres les pondrias tu?-

Thorin empezó a señalar a los gatitos igual que tu:

-Ambrosisus, Marmadiuc...-

Le miraste con la cara más inexpresiva del mundo:

-Ni se te ocurra volverles a llamar así a MIS gatos-

El enano levantó las cejas algo sorprendido y empezó de nuevo:

-Algodón, Peludo, Bigotes y Botitas-Terminó-¿Mejor así?-Te preguntó apoyandose en la cama.

-Mejor así-Le dijiste sonriendo dándole un besito en la nariz.

Los cuatro felinos estaban arruinando la vida de Fili. Bueno, o eso decía él, en realidad todo lo que tenía era celos de los gatos. Varios dias él te habia encontrado durmiendo con los cuatro gatos por encima esparcidos en la cama. Más de una vez los encontró sentados en su sillón enrollados durmiendo placidamente.

-Fuera, fuera-Susurraba a los felinos intentando echarlos. Pero los gatos ni se inmutaban.

-Venga, fuera, fuera-Se quejó mientras los cogía y los bajava del sillón. Pero automáticamente al sentarse él los gatos se tumbavan encima de él mientras gruñia.

Thorin se quejava de los pobres gatitos todo el dia aunque durante la noche...

Habiais estado todo el dia fuera y no habias estado muy pendiente de los pequeños. En plena noche se pusieron a maullar, no te dió tiempo a reaccionar. Inmediatamente Thorin se levantó y se arrodilló debajo de la cama sacando los gatitos, creyendo que tu estabas dormida. Tenían hambre. El dicho rey se fue a la cocina y calentó 4 platos de leche, los gatitos aun estaban despiertos así que en silencio se puso a jugar con ellas mientras tu contenías tu risa. Al final Thorin agotado terminó estirado en la cama con Peludo, Bigotes y Botitas encima de la tripa, enrollados unos encima de otros, pero Algodón aun despierto y pareciendo estar burlandose de Thorin, se lamió las patas con superioridad, le dio un largo lametón en la gran nariz del enano y luego se acurrucó en su cuello.

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