Y Regreso

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Aquí la segunda parte de "Partida", como ha pasado tanto tiempo, os recomiendo que la leaís de nuevo. Sí lo sé, quereís colgarme por haberos hecho esperar tanto y LO SIENTO MUCHO pero no tengo wattpad en el móbil y la tablet que tengo va muy lenta y muy mal, y para escribir o conectarme es un suplicio.
Bueno, deciros que, con lentitud, pero seguiré publicando one-shots.
Disfrutad tanto leyendo como yo escribiendo está parte, he llorado tanto que por eso creo que la tablet no funciona bien, a leer!

A pesar del primer gesto que tuvo Frodo conmigo me costó ganarme su confianza. Era un niño tímido y asustado en casa de un desconocido. Por más que le dijera que yo era su tio, continuaba rehusándome, no se fiaba de mi.

Muchos fueron los días en los que preguntó donde estaban sus padres y cuando volverían a por él. También fueron muchas las noches en las que lloraba y lloraba porque quería que le dejara volver a su casa con su madre, creo que incluso se llegó a pensar que le había secuestrado; a decir verdad no parecía una idea tan descabellada.

Para mi sorpresa cuando quise darme cuenta le había cogido mucho cariño, me volcaba diariamente en él unicamente pensando en su felicidad. No me dí cuenta hasta pasado al menos un año de lo mucho que Frodo había influido en mi vida. Como si el dolor hubiese desaparecido de repente empecé a comer, a leer, a fumar, a dormir y a vivir. Hablé de nuevo, sonreí y reí, parecía que yo era el niño de los dos. Estaba animado y alegre incluso, pero no todos los días eran felices para mí pero sí la mayoría ahora que estaba Frodo.

A veces, cuando de más mayor, pasaba más tiempo con sus primos o incluso se quedaba a cenar en sus casas yo volvía a sentarme en el sillón delante de la chimnea apagada, esperado a que alguien hiciera sonar la campana. Mi mayor temor durante aquella época es que Frodo no volviera tocar la campana de forma exagerada. Él había sido como un bálsamo para mi, como un arcoiris en un dia de lluvia, como ese rayo de sol que te calienta en las mañanas de invierno, como ese baño caliente después de un día frio, como esa mano amiga que te saca del pozo más profundo, como esa voz que te dice "no estás solo".

Más de una noche había tenido pesadillas y me despertaba llorado y gritando empapado de sudor frío y completamente aterrado, esas noches iba hasta la habitación de Frodo y dormia juto a él, de más mayor era él el que venía a mi cama cuando me oía gritar. Claro que le conté mis aventuras, claro que le dije todos los nombres y le expliqué como era cada uno de los enanos con los que había viajado, pero nunca le dije el porqué de mis pesadillas.

Recuerdo una vez en la que le dije a Frodo que no subiera a los arboles, era demasiado pequeño y podía hacerse daño, confié en su palabra cuando me dijo que no lo haría y me arrepentí mucho de haberlo echo cuando Merry vino corriendo hasta Bolsón Cerrado, gritándo que Frodo se había caído de un árbol.

Decepción.

Miedo.

Vi como los pequeño Pippin y Sam estaba junto a Frodo mientras lloraba recostando su espalda en el árbol. Les dije a los otros niños que se marcharan a sus casas:

-Frodo-

Seguía llorado.

-Frodo mírame-

Frustración.

Al ver que tenía nada que hacer le recogí en brazos y regresé corriendo a la aldea. Tenía el corazón en un puño, no recordaba la última vez que había estado tan nervioso y había corrido tan deprisa, bueno si lo recordaba. Mientras corría él no paraba de llorar, lo llevé al sanador de la aldea, dejé a Frodo en una silla y me echaron de la habitación. Él chillaba y me llamaba, lo único que podía hacer era contener las lágrimas y caminar de un lado al otro:

Sueña con ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora