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me disculpo de antemano por cualquier errata (publiqué el capítulo sin corregir) y aviso de que aunque este sea el útlimo capítulo, mañana subiré el epílogo))))

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Se pueden vivir en muchos sitios a la vez. Cuál era el límite antes de caer un poco en la locura, ya era tema aparte. Kaminari se había dado cuenta de eso un año atrás. Podía reír y bromear con sus compañeros, salir de fiesta o sentarse a estudiar en su habitación y, casi a la misma vez, vagar en su mente hacía la sala de hospital en la que por aquel entonces descansaba su madre la mayor parte del tiempo. A lo mejor no era sano. A lo mejor, estar en dos sitios a la vez solo te dejaba a medias en ambos; ni presente ni ausente. Naufragando. Aun así, él no podía evitarlo.

Cuando unos meses atrás Yuta le había lanzado esa misma camiseta que llevaba ahora, Kaminari creía que la suerte le sonreía al fin. Que era cierto eso de que pelear por lo que quieres sirve de algo y que no es lo mismo tener suerte que construir la tuya propia. Obviamente el camino no resultó nada fácil, pero, echando la vista atrás, no se arrepiente de ninguna de las decisiones que había tomado y mucho menos de haber confiado en su equipo.

Lo importante nunca había sido ganar, eso solo era algo secundario. Lo importante siempre había sido hacer que todos disfrutaran de nuevo jugando juntos. Y lo había conseguido, lo cual ya era una victoria.

El árbitro vuelve a sacar una estúpida tarjeta y es cuestión de tiempo que Kirishima se abalance sobre Bakugou para que no salte sobre él. Lo acaban de enviar al banquillo. Kaminari retira el sudor de su frente y toma una gran bocanada de aire. El público no deja de gritar y allí abajo, en el campo, las figuras de los jugadores se mueven como piezas de ajedrez. Kaminari le hace una señal a Midoriya para que se acerque y a él no le queda otra que suplicarle que se quite de encima al número 6 del equipo contrario. El muy hijo de puta se había pegado a él como una lapa interfiriendo en la mayoría de sus jugadas.

Con Bakugou fuera y Midoriya bajo la mira de todo el equipo contrario, las opciones restantes auguraban unas jugadas demasiado arriesgadas. Y no era momento para improvisar, la verdad.

—No me arrepiento de nada —murmura Bakugou andando hasta el banquillo.

Kaminari le da una palmada en la espalda cuando pasa por su lado y le dice que ha sido una descalificación injusta. Claro que iban a ir a por Bakugou. Todos sabían que era alguien problemático. Sacarlo del campo era pan comido.

De vuelta al juego, todos se mueven aún más rápidos que antes. Kaminari visualiza a Ojiro a su izquierda, pero se queda el balón un rato más para cruzar el campo. Ni siquiera deben quedar más de uno o dos minutos y el juego estaba a punto de decidirse. El marcador llevaba en empate desde que empezaron.

Y ahí es cuando volvía de nuevo esa sensación. Kaminari estaba ahí, esquivando a un tipo que le saca dos cabezas y, al mismo tiempo, pensaba en Shinso. Si sus cálculos no fallaban (y esto era algo que no debería de estar calculando en pleno juego), su competición hacía rato que había terminado.

¿Habrían ganado las animadoras? Qué pregunta tan tonta, se recriminaba él entonces, mirando hacia su derecha y viendo a Todoroki rodeado por otros jugadores. Un minuto antes del final. ¿Estaría Shinso viendo el partido? Kaminari mira a su izquierda de nuevo. Ojiro ya no está y él se topa con su único jugador libre que le sonriéndole temblorosamente.

"Pero qué cara de mierda es esa, Tsuburaba, joder. Que parece que te has cagado encima", se lamenta Kaminari para sí.

Kaminari traga saliva y desecha todo pensamiento posible. No puede avanzar más porque otros tipos ya han formado una barrera delante de él. Y él, que no tiene escapatoria, se gira hacia el inseguro Tsuburaba y le pasa el balón limpiamente sin saber que quedan solo un par de segundos para el final.

love & game | shinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora