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Shinso le hace una señal a Ibara para que se esconda mejor, pero ella le ignora porque anda mirando su rosario. Uraraka, que está justo detrás de Tsuyu y se piensa que le habla a ella, se cae de culo al dar un paso atrás y pisa a Mina, quien lloriquea en silencio soltando el barreño, que le da justo a Kendo en todo el pie y que, a su vez, se apoya en Tsunotori haciéndola caer de cara sobre el seto tras el que se esconden.

Shinso se tapa la boca para no descojonarse en sus caras, pensando en cómo era posible que esas chicas tan torpes estuvieran a nada de disputar la final regional del torneo de animadoras.

"No suman ni media neurona entre todas", piensa negando con la cabeza y volviendo a su posición inicial mientras las chicas se levantan poco a poco. Habían preparado la broma esa misma mañana, por lo que era de esperarse esa descoordinación producto de la poca organización. Shinso se agacha un poco más, notando la tirantez de sus piernas y sintiendo el corazón empezar a acelerarse.

El autobús de los chicos del club de fútbol está a punto de aparecer por la entrada. Dios, cómo había echado de menos a Kaminari esos días atrás. Habían hablado mucho por mensaje y tal, pero nada se comparaba a tenerlo a su lado. Además, con las dos finales tan cercanas y el mismo día, habían estado muy ocupados con sus respectivos equipos. Bien, en realidad por eso era por lo que hacía lo que estaban a punto de hacer: para llamar su atención y para reirse un poquito, porque echaba de menos gastarle bromas y porque sabía que la tregua entre animadoras y deportistas ya no tenía razón de ser. Bigotes llevaba ya un par de meses desaparecido y la situación en la casa de Kaminari se había relajado, por lo que era el mejor momento para dar por finalizada de una vez esa guerra sin sentido pero que tanto les había entretenido.

Y Shinso iba a ser el último en reír, por supuesto. Claro que quería a Kaminari, pero también le gustaba el sabor de la victoria.

Su corazón da un vuelvo cuando ve el autobús rojo. Las animadoras y él siman una veintena de personas escondidas por los alrededores, pero ni así les descubren cuando empiezan a salir del vehículo. El primero en bajar en Tsuburaba, que está huyendo de Bakugou. Kirishima se baja después hablando por teléfono, seguido de Sato, que está picoteando unas galletas. Shinso espera que al menos la mitad del equipo esté fuera antes de dar la señal. De hecho, Kaminari está bajando las escaleras cuando ocurre, pero ya es demasiado tarde: ninguno ve venir los globos de agua que los bañan por completo.

—Si olíamos mal solo teníais que decírnoslo —bromea el capitán entre los flashes de las cámaras, que lejos de enfadarse parece más bien divertido.

—Como si eso hubiera servido de algo —responde Shinso con una sonrisa y a unos metros de distancia, dibujando esa línea que separa ambos grupos y que todos creen que ninguno ha sobrepasado.

Un quejido le obliga a apartar la vista de su novio. Bakugou está siendo retenido por TetsuTetsu y Kirishima, que hacen todo lo que pueden para que no se abalance sobre las animadoras. Tiene el pelo hacia abajo por el agua y es el que más mojado está. Normal, piensa Shinso, las animadoras le tenían ganas por lo desagradable que es siempre con ellas.

—Coño, pero si parece un gremlin —dice alguien a sus espaldas, haciéndole reír de forma inesperada y enfadando aún más a Bakugou.

Kaminari tiene que tapar su boca para no dejar escapar una risa también, pero lejos de mirar a su jugador, sigue con la vista clavada en Shinso.

—Os juro mi vida que como me suelte voy a-

Kirishima es más rápida y le corta antes de que continúe con sus amenazas. Todos parecen muy tranquilos, se fija él. Casi le da pena haberlos empapado.

love & game | shinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora