love & game | shinkami

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Como era de esperar: todo son gritos y lloriqueos en los vestuarios. Kaminari incluso había escuchado a Todoroki gruñendo a Bakugou, pero prefería hacerse el loco y hacer como el que no había visto nada. Lo cierto es que Todoroki había estado más raro que de costumbre. Pero era Todoroki, así que vete tú a saber.

"Tengamos la fiesta en paz" aunque ni aquello era una fiesta ni había paz.

-Estás feísimo cuando lloras -le suelta Bakugou a Tsuburaba, que está limpiándose los mocos por quinta vez usando la manga de su sudadera.

Una vez superado el shock inicial de la descalificación, habían acordado despedirse del campeonato juntos, pero Kaminari no esperaba tanto dramatismo de repente. No era como si no fueran a verse en unas horas para entrenar ni mucho menos.

-Y tú estás feísimo cuando no muestras tus sentimientos -suelta alguien por el fondo, escondido en el anonimato y a salvo de la paliza que le hubiera propinado el rubio.

Ni siquiera ese día eran capaces de no pelear.

-Es decir: siempre.

-¡Que os jodan!

-¿Dónde está Kirishima?

-No puede pisar el instituto hasta que acabe su expulsión.

Sato carraspea y los chicos guardan silencio de repente, como sintiéndose culpables. Midoriya, que era el más decaído desde que habían entrado, murmura por lo bajo:

-Lo siento mucho, no debería haberme unido al equipo en primer lugar.

Sorprendentemente, es Bakugou el primero en responder, como siempre, con una violencia que a cualquiera le costaría encajar pero que para ellos ya era parte de su rutina.

-El idiota te protegió porque no pudo hacerlo el año pasado. No nos debes nada.

Kaminari alterna la mirada entre Midoriya y Bakugou sintiéndose aliviado por la actitud de ambos. En cuanto a él... Nadie había mencionado su nefasto comportamiento de hace unas semanas, y se veía en la obligación de intervenir en agradecimiento.

-Yo fui quien te quería en el equipo en primer lugar, Midoriya -empieza a decir, captando la atención de todos. -Y no me arrepiento de nada.

Un quejido les hace dar un salto a la mayoría. Awase se ha unido al llanto y Tsuburaba se suena los mocos por sexta vez.

"Al final acabamos todos en la enfermería porque se suena los sesos", piensa Kaminari.

-No me hagáis llorar más, me cago en la puta...

-¿En serio esto es todo? -interrumpe Ojiro, creyéndose el protagonista de alguna película americana. Kaminari sonríe. Los echaría de menos cuando se graduaran. -Ni siquiera nos ha dado tiempo a hacernos la foto para la vitrina del pasillo.

-Ni a mí a encontrar novia -lloriquea aún más alto Tsuburaba.

-Ya tuvo que joder el ambiente -recrimina otro de los chicos.

Kaminari está a punto de decir algo cuando la puerta se vuelve a abrir y, junto a ella, una nueva crisis nerviosa nace en él.

-Hola -es lo único que dice Uraraka, asomando su cabeza como si nada.

-Me voy a pensar seriamente poner alarmas y cerrojos de todos los colores-dice Kaminari a la nada. En serio, ¿incluso ese día iban a estar interrumpiéndolos y entrando como si nada a sus vestuarios?

Uraraka frunce el ceño, sopesando lo que acaba de decir.

-Creo que no hay presupuesto para eso, Kami... -le dice. -En fin, a lo que iba: panda de lloricas, ¿a ninguno os ha dado por meteros en Twitter o en Instagram? -los chicos se miran entre sí, negando con la cabeza y sacándole un suspiro a la chica. -Iida ha estado semanas trabajando para que se hiciera justicia; ¿de verdad creíais que simplemente dejaríamos las cosas estar?