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El primer partido al que se enfrentan resulta ser más duro de lo que esperaban. Kaminari toma nota de todos los puntos débiles que va notando en su equipo a la vez que juega, sin saber que el cansancio mental va a traer terribles consecuencias después.

Jugaban contra un instituto de la ciudad, por lo que no tuvieron que usar ningún bus (el club tampoco tenía fondos para pagarlo), y cada uno se buscó la vida para ir. Por ejemplo: Bakugou había aparecido diez minutos antes de que comenzase el partido en su nueva moto, con Kirishima sentado detrás, mientras que a la mayoría los habían llevado sus padres.

Era un sábado terriblemente caluroso, pensó Kaminari. Y el sol y el sudor solo consiguió que se desgastaran más rápido en el juego, que resultaba ser contra un equipo en muy buena forma. Normalmente no les costaba mucho ganar los primeros partidos de la temporada, pero Kaminari sabía que aquel lo habían por los pelos y lo admitía con vergüenza.

El resto del equipo debía pensar lo mismo, porque cuando saludaron al otro equipo antes de marcharse todos andaban con la cabeza gacha, avergonzados de lo que habían hecho. Y, aunque el capitán debería saber animarlos, en ese momento Kaminari no tuvo tiempo para pensar en ello, si no en una solución.

Había que mejorar la resistencia, eso era lo primero. Lo segundo era pensar cómo coño afinaba la puntería de más de uno, porque ya le jodería llegar al segundo partido de la temporada con parte de su equipo que no saben chutar correctamente un balón por culpa de los nervios. Y lo último, pero no menos importante...

—Casi no la contamos, eh... —murmuró Ojiro a su derecha, sonando entre cansado y asustado.

Kaminari pestañeó un par de veces, relegando al fondo de su cabeza los pensamientos que estaba teniendo.

—Sí, casi —concordó Awase, poniéndose de nuevo ese pañuelo de tela que siempre usa para evitar que su pelo le tape los ojos.

Tetsutetsu solo los miró a ambos, buscando algo para decir que ayudase a aligerar el deprimente ambiente y fracasando en el intento, por lo que en vez de hablar solo empujó a todo el equipo dentro del primer local que encontró en su camino.

"Hay que celebrar la victoria", fue lo que dijo con una sonrisa.

Algo dentro de Kaminari se hizo más pequeño cuando el equipo ocupó los asientos del local, todos y cada uno de ellos con los hombros caídos. Bakugou era el único que no parecía muy afectado, pero era el primero que había roto una papelera de una patada en cuanto terminó el partido. Tendría que hablar con él sobre esa ira, pero ya lo haría en otro momento. Al menos no la había enfocado en una persona y eso ya era algo positivo, dentro de lo que cabe.

Kirishima estaba moviendo sus manos nerviosamente debajo de la mesa y, cuando todos ordenaron sus bebidas, fue el primero en hablar, sonando entre confuso y algo divertido por la situación.

—Es la primera vez que hacemos esto —dijo.

Sus palabras parecieron causar un buen efecto. Kaminari observó a los chicos levantar la mirada y sonreír un poco, pareciendo bastante aliviados.

—¿Hmm? ¿Nunca habíais celebrado juntos la victoria de un partido?

La pregunta causó un par de reacciones distintas y el rubio deseó por un momento haberse quedado callado.

El año anterior, él no había podido estar la temporada entera. Su madre se había enfermado a mediados de curso, por lo que su ausencia en el club fue mucho más intensa. Por si fuera poco (y esto es algo que el propio Denki admite) el poco tiempo que pasaba con los chicos él tenía la cabeza en una nube, pensando en su madre. Si le faltaba algo, si estaría bien sin él, si regresaría y la encontraría en alguno de sus ataques, si debería haberla dejado con alguien, si, si, si, si...

love & game | shinkamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora