Un niño molesto

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Tanto Ace como Sabo estaban en la habitación que compartían haciendo un leve combate para desempatar el 50/50 que tuvieron en el día.
Era de noche y todo se encontraba en silencio, aparte de ellos tratando de derrotar al otro.

De repente ambos escucharon un fuerte golpeteo en la puerta, Ace y Sabo pararon con lo que hacían y se asomaron por fuera de su habitación, tratando de ver quien era.
Dadan algo somnolienta fue a abrir, preparada para quejarse con quien sea que tocará su casa a esas horas de la madrugada, pero se detuvo al instante al observar a aquel hombre tan reconocido.

–¡G-Garp!–exclamó la bandida, bastante sorprendida de verlo.

–Parece que el viejo por fin se digno a venir–susurro Ace mientras presenciaba aquella escena.
–¿Crees que nos haga entrenar? Conociéndolo.
–Después de 2 meses sin venir, no me extrañaría.
El Vice Almirante había tomado como nieto al rubio hace bastante tiempo, al encontrárselo durmiendo al lado de Ace en una de sus visitas.

–No puedo quedarme mucho tiempo, dile a esos mocosos que dejen de espiar y vengan para acá–el pecoso y el rubio al darse cuenta que fueron descubiertos, bajaron y observaron a su abuelo–Dadan, necesitó que me hagas un favor.
–¡Claro!–respondió inmediatamente la de cabello naranjo.

Ambos niños fruncieron el ceño, algo confundidos al notar que alguien estaba subido en la espalda del Marine, solo alcanzaban a ver un sombrero de paja en el hombro del viejo.

–Ace, Sabo, les presentó a Luffy, mi otro nieto–les mencionó mientras bajaba a ese alguien, que resultó ser un niño, bastante pequeño y parecía recién estarse despertando–Dadan, desde ahora también cuidarás de él.
–¿¡QUE!? ¡Garp yo no cuidaré a otro mocoso más! ¡Mi vida ya es difícil con estos monstruos en mi casa!–el Vice Almirante con una sola mirada logró callar los gritos de la mujer.

El pecoso miró al de sombrero con mucha sorpresa, reconocía su nombre, Garp le hablaba de él algunas veces, pero supuestamente había desaparecido en el mar cuando apenas tenía un año, no podía creer que el viejo por fin había logrado encontrarlo. Lo miro de arriba para bajo, notaba algunas cicatrices en sus manos, piernas y una que principalmente resaltaba abajo de su ojo izquierdo.

Luffy al despertar por completo, su rostro se iluminó al ver a Ace y a Sabo, esbozando una gran sonrisa, que no le fue devuelta.

–Luffy, escúchame, vendré la próxima semana para ver cómo te acomodas, si te pasa algo o te sientes incómodo, dime–le hablo Garp a su nieto más pequeño, aquella actitud tan cariñosa les extraño a los otros dos que estaban frente a ellos.

Garp se despidió y se marchó, dejando al de sombrero de paja allí, Dadan refunfuñando regreso a la cama, diciéndole a Luffy donde dormir.

Ace y Sabo regresaron a su habitación con el de sombrero siguiéndolos mientras este último trataba de hacer conversación.

–Oigan, ¿Cual es Ace y cual es Sabo?–no hubo respuesta–Yo soy Monkey D. Luffy–nuevamente silencio–¿Son mudos? Mi abuelo dijo que podían ser algo difíciles de manej–fue interrumpido por la fuerte voz de Ace.
–Cállate y acuéstate–le ordeno con un tono amenazante mientras le tiraba una almohada con la suficiente fuerza para tirarlo, cayendo hacia atrás.

El pequeño Monkey comprendió sus pocas ganas para hablar, así que decidió acatar a las ordenes del mayor y dormirse en el momento en que puso su cabeza en la almohada.

–Fue más rápido de lo que pensé–mencionó el rubio mientras veía a aquel niño dormir.
–Pensé que jamás se callaría–suspiro Ace agotado, a pesar de haber estado pocos momentos con él, ya estaba harto.
–Oye–llamó Sabo al pecoso–¿De donde crees que haya sacado el abuelo a este mocoso?
–Hasta donde se, el estaba muerto, es nieto de sangre del vejestorio y desapareció un año después de que naciera, me sorprende que lo haya encontrado vivo.
–¿Donde crees que haya estado todo ese tiempo?
–No lo se, en algún basural–respondió mientras se acomodaba para dormir y el contrario lo imitaba.

Ace y Sabo al día siguiente se despertaron por los fuertes gritos de Dadan, esta le estaba explicando a Luffy como todo funcionaba en la casa y que debía de ayudar en todo lo que le dijesen, el Monkey la miraba atento y memorizando cada palabra qu...

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Ace y Sabo al día siguiente se despertaron por los fuertes gritos de Dadan, esta le estaba explicando a Luffy como todo funcionaba en la casa y que debía de ayudar en todo lo que le dijesen, el Monkey la miraba atento y memorizando cada palabra que la bandida decía.
Luego de eso todos fueron a desayunar y Luffy sorprendentemente fue uno de los primeros en agarrar la carne que la jefa de los bandidos servia, algunos de los hombres trataron de quitársela, pero no pudieron, el pecoso y el rubio se miraron cómplices, algo sorprendidos por esa destreza del niño.

A terminar de desayunar, el más pequeño vio como los otros dos salían con unas tuberías en mano y no dudó ni un segundo en ir a seguirlos.
Pasaron los días y todo era igual, los mayores corrían y Luffy trataba de seguirles el paso, ahora estaban en lo mismo y después de un rato, los 3 terminaron en un puente colgante de madera que se utilizaba para cruzar el acantilado, el azabache más pequeño pudo llegar hasta donde ellos gracias a sus habilidades de goma, cosa que sorprendió a los mayores.

–¿Que fue eso?–le pregunto Sabo, atónito.
–Oh, hace algunos años me comí una Fruta Del Diablo, llamada Gomu Gomu No Mi y ahora soy un hombre de goma–le explicó con una sonrisa de orgullo mientras estiraba su mejilla para demostrarlo.

Ace al saber esto, no lo dudo y se acercó de forma amenazante al Monkey, apretó la tubería en sus manos y de un solo golpe mandó a volar al pequeño fuera del puente, Luffy soltó un estruendoso grito al caer, pero al Portgast no le importó.

–Así nos dejará de molestar por un buen rato–dijo el pecoso mirando a su amigo.
–¿No crees que eso fue algo duro?
–El mismo lo dijo, es de goma, no morirá, al menos no por la caída.

Sabo le dio la razón y ambos siguieron con su camino al bosque, sin importarles el destino del menor.
Pasaron 3 días y el pequeño no aparecía, a los dos mayores no les importó y a Dadan parecía que tampoco.

Hasta que una noche se escucharon los fuertes ladridos de Pochi, tanto Sabo como Ace se despertaron y tomaron sus tuberías. Ambos se habían ganado mala fama por los barrios más bajos y sabían perfectamente que alguna pandilla podía estar afuera.
Grande fue su sorpresa al ver que en ves de encontrarse a hombres fuertes y amenazantes, solo vieron a Luffy, este tenía múltiples heridas y una de las mangas de su camisa rota, su ropa tenía algo de tierra y los dos mayores retrocedieron de la entrada para dejarlo pasar.

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