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Mientras caminaba por el bosque solitario en plena madrugada, no dejaba de pensar en lo ocurrido con aquel hombre. Todo el camino estuve luchando contra mis lágrimas y mis pensamientos, porque me sentía una persona horrible por haberle metido a su familia, pero suponía que todo hubiera sido peor si le decíamos la verdad.
Camine lento porque quería aprovechar el tiempo para pensar sin escuchar la voz de nadie. Aunque en el fondo me moría de ganas por verlo a él y deseaba tanto poder abrazarlo para sentirme mejor, pero él no era ese tipo de hombre a decir verdad.
Llegue al amanecer.
Llegue en el momento justo porque él apenas estaba saliendo de la caravana y me vio ahí, totalmente hecha un desastre.
—¿Qué haces aquí, Ly?—Pregunto mientras se acercaba a donde yo me encontraba parada. Lo mire fijamente y no pude hacer otra cosa que no fuera abrazarlo.—¿Qué pasó?—Murmuro y lentamente bajo sus brazos, envolviendome en ellos. No esperaba que me correspondiera.
—Me siento la persona más horrible del universo, dixon.—Susurre contra su pecho mientras las lágrimas bajaban por mis mejilla sin césar. Aveces pensaba que no estaba preparada para vivir en este nuevo mundo.
—¿De qué hablas, Ly? Tienes que explicarme que sucedió o no voy a entenderte.—Insistió mientras su mano acariciaba mi cabello.
—¿Prometes no juzgarme? Te prometo que hubiera hecho otra cosa, si hubiera sabido.—Murmure antes de levantar mi mirada, apoyando mi mentón en su pecho. Él bajo la mirada para poder verme a los ojos.
—Dime que paso, Ly.
—¿Lo prometes?—Insistí.
—Te lo prometo, Ly.
—Gracias dixon.—Le sonreí ligeramente antes de contarle lo que había pasado con shane y Otis.
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—No tienes nada que ver en eso, Ly. No hubieras podido hacer nada para cambiarlo.—Insistió pero yo no podía creerle, me seguía culpando.
Suspire mientras caminábamos por el bosque.
—Lo se, pero le mentí a su familia.. Le dijimos algo que no fue cierto y eso me carcome la cabeza.—Seguí con aquello haciéndolo suspirar con cansancio. No entendía como no me había mandado al demonio aun.
—Era lo mejor, Ly.
—Supongo..
—¿Por qué volviste?—Pregunto luego de un rato en silencio. Era lindo caminar con él porque nunca era incómodo y eso me hacía sentir tranquila.
—¿Tengo que decir la verdad?—Pregunte desde atrás de él y pude escucharlo reír.
—Si, ly.—Freno su caminar para mirarme.—A mi siempre me tienes que decir la verdad.
—Porque necesitaba verte.—Confesé y él me dio la espalda para seguir caminando. Me quedé pensativa en mi lugar sin moverme hasta que no tuve otra opción que seguirlo.—¿Dije algo malo?—Pregunte al no recibir una respuesta.
Él negó.—Solo no digas tonterías, Ly.
—¿De qué hablas? No fue una tontería, sólo dije la verdad.—Le dije mientras lo seguía intentando igualar su caminar, pero él era más rápido.
—¿Por qué necesitabas verme?—Pregunto girandose repentinamente, haciéndome chocar contra su pecho. Él ni siquiera se movió, pero yo terminé sentada en el piso.
—Porque me sentía triste y confundida, quería hablar contigo.—Confesé mientras me paraba del piso.—¿Tan malo es?—Pregunte sin entender porque se había enojado.
—Hubieras buscado a Glenn, él es tu amigo.
—¿Y tú no eres mi amigo?
Él se quedo callado.
—¿Por qué yo?—Pregunto ignorando lo anterior.
—Porque tu compañía me hace sentir bien y no me siento juzgada cuando cometo un error.
