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Mis ojos se cerraron cuando escuche los primeros golpes. Escuchaba todo lo que estaba pasando en la habitación de al lado con glenn y me dolía en el alma no poder hacer al al respecto. Estaba atada a una silla como una estúpida, sin nada que hacer, solo podíamos esperar y aceptar lo que viniera. Me arrepentía tanto de no haberle puesto una bala entre los ojos al idiota de merle, aunque daryl me odiara luego.
La puerta se abrió dejándome ver a un hombre bastante decente a la vista, vestía camisa y su cabello estaba ligeramente largo. Seria el líder, probablemente. Su porte con tanta seguridad lo delataba.
Me mostró un cuchillo sin decir absolutamente ni una palabra. Lo seguí con la mirada hasta que se puso a mis espaldas, cortando la cinta que tenía en mis muñecas.
—Tranquila.—Se sentó adelante mío, con una mesa separándonos.—Los llevaremos devuelta con su grupo y diremos que solo fue un malentendido.. dinos donde están y podremos llevarlos con ellos.—Pidió de forma civilizada.
—Quiero hablar con glenn.
—No puedo permitir eso, bonita. Tus compañeros son peligrosos.—Me miro fijamente.—Esposaron a mi hombre a una azotea y lo obligaron a amputarse la mano.
No conteste.
—Dinos donde están y los traeremos hasta aquí.—Insistió.—Estarán a salvo, lo prometo.
Nuevamente no le conteste. No iba a ponerlos en peligro, no cuando estaban carl y la bebe ahí. No podía abrir la boca.
—Esta bien, probemos con otra cosa.—Dijo ganándose mi mirada.—Ponte de pie, por favor.—Tarde en hacerlo, pero me puse de pie.—Quítate la camisa.
—No.
—Sino te quitas la camisa, traeré la mano de glenn aquí.—Murmuro seriamente.
Un suspiro escapo de mi boca antes de obedecer y quitarme la camisa, dejándola sobre la mesa. Él me miro fijamente y eso comenzó a ponerme nerviosa, pero no quería que él notará eso.
—Continúa.—Hizo referencia a mi brasier.
Mi cuerpo se tenso bajo sus palabras. Lo mire intentando descifrar lo que quería lograr. Relami mis labios intentando tragarme los nervios y el miedo que sentía, mientras que él me miraba expectante.
Mi respiración era irregular y mi pulso estaba acelerado. Quería salir corriendo de ahí.
—Vamos..—Insistió.
Intentando convencerme que solo sería un momento y que todo iba acabar pronto, me desprendí el brasier dejándolo caer al piso y en milésimas de segundos me cubrí con mis brazos. Él me miraba fijamente, como si le gustará la situación.
Se acercó a mí, acariciando mi hombro hasta llegar a mi cabello, el cual corrió dejando a la vista mi rostro. Solo mantuve la mirada al frente.
Sentí su mano hundirse entre mi cabello, tomándolo con fuerza y me pego contra la mesa.
—¿Ahora vas a hablar?—Pregunto apoyando su cuerpo sobre el mio, haciéndome cerrar los ojos con fuerza.
—Haz lo que quieras.—Murmure entre dientes.—Y vete al diablo.
Se alejo de mi, pero dejo su pelvis apoyada en mí durante unos segundos hasta que se alejo. Me levanto de la mesa con enojo sacándome de ese cuarto llevándome a otro, donde estaba glenn junto a sus hombres.
—Nos cansamos de jugar.—Dijo él hombre a mi lado, sacando su arma apuntandome a mí.—Uno de los dos va a decirme donde está el campamento.—Nos dijo seriamente.
Ninguno dijo nada.
Él me soltó bruscamente para ir hacia glenn.
—En la prisión.—Grite frenandolo. No parecían estar jugando, no podíamos seguir así o uno iba a morir y no podía permitir que ese fuera glenn.
—¿Cerca de nuñez?—Pregunto merle.—Ese sitio esta invadido.
—Nosotros lo tomamos.—Les dije.
—¿Cuantos son?
—Doce, ahora somos doce.
—¿Doce personas despejaron la prisión que estaba minada con mordedores?—Nos preguntó sin creernos.
Se acercó a mí nuevamente dejando un beso en mi cabello intentando acercarme a él hasta que alfinal me dejo ir con glenn. Lo abrace sintiéndome tan débil.
—Lo siento, no podía dejar que te hicieran daño.—Murmure sin alejarme de él.
—Tranquila.. saldremos de todo esto juntos.—Me aseguro abrazándome con fuerza en busca de hacerme sentir segura.
Quería volver a casa. Quería volver con él, con daryl.
—Si.. lo haremos..—Intente convencerme a mi misma. Él me alejo ligeramente de su cuerpo para darse la vuelta y quitarse su camisa, para dármela a mi.—Gracias..—Susurre antes de ponérmela, cubriendo mi cuerpo de una vez.
Me sentía sucia.
—¿Él te hizo algo más?—Pregunto y mis ojos se cristalizaron aún más. Negué ligeramente.