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El doctor me sirvió una copa de vino. Levante mi mirada conectándola con la de él. Me sonrió sin mostrar los dientes y solo me limite a volver a poner mi vista sobre aquella copa de vino. Nos dio comida y todos estaban felices, al parecer rick no había cometido un error pero yo no podía dejar de pensar que algo extraño estaba pasando ahí dentro.. era el único doctor y eso sonaba un poco raro.
—Vamos ly, relájate.—Murmuro glenn que estaba sentado a mi lado. Él estaba bebiendo y estaba muy feliz, era lindo verlos felices, pero yo no me sentía de esa forma.
—Si.. —Tome la copa entre mis manos y intentando no analizar mucho las cosas le di un trago.
—Eso es!—Festejo entre pequeñas risas al verme beber del vino.—Estaremos bien, aquí estamos a salvo.
La voz de mi madre hizo eco en mi cabeza al escucharlo y la piel se me herizo. "Nunca estamos a salvo, Ly." Se me aceleró el corazón en un instante y supe que tenía razón, en el fondo lo tenía, porque hasta de las personas menos pensadas podes recibir un puñal por la espalda.
—¿Donde vas?—Me pregunto apenas me levante de mi asiento. Lo mire y suspire.—¿Te encuentras bien?—Pregunto otra vez.
—Si, solo quiero ir al baño.
Él asintió soltando mi muñeca. Todos estaban tan metidos en sus asuntos y el vino, que no se percataron de mi ausencia. Camine por los pasillos sin saber del todo a donde ir porque era un lugar demasiado grande, no quería investigar solo necesitaba recostarme y descansar para poder pensar las cosas mejor.
Entre a un cuarto donde había unas librerías y unos sillones. Entre para poder recostarme.
A los minutos la puerta fue abierta dejando ver al arquero.
—¿Qué haces aquí?
Pregunto.
—Estoy acostada, leyendo.—Le mostré el libro que tenía entre mis manos, que había encontrado en la mesita ratona junto al sofá.
—Oh..
Se limito a decir.
—¿Y tú?
—¿Yo qué?
—¿Qué haces aquí?
Pareció pensar su respuesta durante unos segundos.—Escuche que le dijiste a glenn que ibas al baño y te estabas tardando mucho, solo quería ver que estuvieras bien..
—Oh.. ¿Te mando glenn?
Él negó.—Ya esta muy borracho como para darse cuenta que no volviste a la mesa.
Asentí ligeramente.—Estoy bien, dixon. Gracias por venir a verme, pero por ahora no necesito que robin hood me rescate.
—No soy robin hood.
Le sonreí. —Lo se, pero casi.
—No.
—Bien, no te enojes.—Murmure al ver la seriedad en su rostro. Él se relajo al escucharme.
—Esta bien.
—¿Quieres pasar?—Pregunte al ver que seguía en la puerta de aquella habitación.
—No, tranquila. Nos vemos después, ly.
—Adiós robin hood, que descanses.
—Que te jodan, Ly.
Fue lo último que escuche de su parte antes que su voz se perdiera en el pasillo. Una risa divertida escapo de mi boca seguida de un suspiro, tal vez si podríamos ser amigos, no era tan gruñón como parecía. Deje el libro a un lado y me acomode como pude en el sofá para poder intentar dormir.
