028 ▪︎ Daremos un paseo.

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—Eres buena en esto

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—Eres buena en esto.

Opino la pelirroja. No le conteste y baje la mirada viendo a la pequeña destructora entre mis brazos, me miraba tan concentrada que me daba ternura. La estaba paseando por dentro de la prisión en busca de que no llore, mientras que beth, le preparaba su biberón de leche para hacerla dormir.

Estábamos todos reunidos, menos rick. Él estaba manejando la situación del duelo como podía, pero estaba alejado de todo el grupo. Parecía perdido. Me dolía verlo de esa forma.

—¿Va a haber un mini flechitas?—Siguió intentando molestar a dixon. Me giré para verlo, estaba sentado en unas escaleras.—Ella es buena, no pierdas la oportunidad.

—Suficiente tenemos con destructora. Eviten traer niños a este mundo.—Le contesto mientras jugaba con una de sus flechas.

—Sorprendentemente concuerdo contigo, flechitas.

Antes que alguien pudiera decir algo al respecto, ingreso rick. Se acercó hasta mí, para poder ver a la pequeña que esperaba ansiosa su comida. Al fin, la había conocido. No dijo mucho y solo le dio unas palmadas en la espalda a carl. No creía que estuviera actuando de la mejor manera con sus hijos, pero intentaba comprenderlo.

Le entregue la pequeña a hershel y me dirigí a mi celda.

Y mágicamente él apareció detrás mío. Lo mire desde mi cama y corrió la mirada con nervios, parecía pensar en que iba a decirme.

—No tienes que tener una excusa para venir a verme, Robin hood.—Murmure desde la cama y él asintió, sentándose a mi lado.

—Ayer no te lo dije, pero.. pensé que te había perdido.—Murmuro con la mirada en el piso. Lo escuché en silencio porque me interesaba saber que le pasaba por la cabeza.—Me asuste y yo no me asusto, Ly.—Confesó sosteniendo mi mano.

Le sonreí.—Estoy aquí aun. No te vas a librar tan fácil de mi, si eso es lo que quieres.

—No quiero eso, Ly. Te quiero tener a mi lado siempre, aunque uses apodos tontos todo el tiempo.—Murmuro con una pequeña sonrisa.

—Entonces así será.—Le asegure dejando un fugaz beso en sus labios.—Me quedaré siempre contigo hasta que te canses de mi y de mis apodos.—Murmure con diversión sin sacar mi mano de su mejilla.

—¿Lo prometes?

Asentí.—Lo prometo, dixon.

Asintió ligeramente volviendo a unir nuestros labios en un suave beso. Él era tan cálido, tan suave conmigo, no era bruto y eso era fantástico. Me hacía sentir segura y tranquila.

—Ly vamos por provisiones.—Grito glenn desde afuera de la celda. Lo mire fijamente antes de alejarme.

—¡Ya voy!—Conteste mientras me ponía mi chaqueta y acomodaba mi pañuelo como siempre antes de salir.—Nos vemos al rato, dixon.

—Ten cuidado, rubia.

—Lo tendré, tranquilo.

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Habíamos encontrado leche para la bebe y eso nos tenía felices, porque era lo más importante en estos momentos, pero también habíamos encontrado cosas útiles para el campamento así que había sido una buena salida.

Estábamos volviendo hacia el auto cuando una voz a nuestras espaldas nos freno.

Mierda.

—¿Merle?—Pregunte con sorpresa. No tenía su mano, pero estaba más vivo que nunca. Él me sonrió con diversión e ironía como casi siempre.

—Oh.. santo cielos.

—Sobreviviste.—Murmuro glenn.

—Dime una cosa, ¿Mi hermano esta con vida?

—Si.

Él asintió.—Hagamos una cosa, ustedes me llevan donde esta mi hermano y me olvidaré de lo que paso en atlanta.

—Le diremos a daryl que estas aquí y él vendrá a verte.—Intervine sin dejar de apuntarlo al igual que glenn. Ninguno confiaba en merle.

—Ha sido un milagro que nos encontremos aquí, confíen en mi.—Pidió intentando acercarse a nosotros.

—Quédate en tu lugar o te pondré una bala en la cabeza.—Advertí.

—Alto.—Pidió glenn.—Confía tú en nosotros. Quédate aquí.

Nos miro en silenció durante unos segundos hasta que repentinamente le disparo al vidrio trasero del auto y con glenn nos separamos, muy mala idea porque cuando glenn volvió a mi, merle me tenía del cuello.

—¡Suéltala!—Pidió apuntándolo.

—Deja el arma, hijo. Haremos esto a mi manera.—Murmuro apoyando más firmemente esa cosa filosa que tenía en vez de su mano en mi cuello.

—Déjala ir, no quieres hacer esto. No con ella.—Murmuro pero merle no quiso escuchar.

—Iremos a dar un paseo.

—No iremos a nuestro campamento.—Le advertí con la voz entrecortada por la presión en mi cuello.

—No hermosa, iremos a otra parte.

𝐼𝑁𝐸𝑆𝑃𝐸𝑅𝐴𝐷𝑂 𝐴𝑀𝑂𝑅 - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora