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Su embarazó comenzaba lentamente a ser uno de riesgo y aunque no quisiera admitirlo estaba asustada por eso. Ya las cosas no eran como antes y eso implicaba que no podría tener los cuidados que necesitaba para poder llevar su gestación de forma segura como hacían las mujeres antes e incluso, ni en ese momento era seguro que las cosas terminaran bien.
No era algo que hablara con los demás porque quería evitar que se preocupen por ella o la vieran con pena por lo que podría pasarle tanto a ella misma como a su bebe.
—Solo tienes que aguantar un poco más pequeñín.—Murmuro suavemente mientras terminaba de hacer la cena de esa noche, esperando que Dixon apareciera por la puerta principal para cenar juntos o almenos dormir en la misma cama.
Aunque tuviera miedo, la ilusión por su bebe era mucho más fuerte. Entre todos esos pensamientos que tenía, estaba segura que ese bebe que crecía dentro suyo era un niño, otro Dixon, mientras que las chicas del grupo y las mujeres de Alexandria decían que era una niña, pero la intuición que sentía era tan grande en ese momento que simplemente no podía cambiar de idea.
Iba a ser un niño. Un Dixon.
Negó sutilmente sacándose esos pensamientos de la cabeza y rápidamente se percató del ruido en la puerta principal. Una sonrisa curvo sus labios esperando verlo a él y así fue, pero no llegó solo.. estaba en compañía de otro hombre.
—Buenas noches.—Saludo el invitado desconocido cuando se acercaron a la cocina.
—Ella es Ly, mi mujer.—Informó el arquero seriamente antes de tomar asiento en una de las sillas libres.—Él es Morgan, nos ayudo.. y esta buscando a Rick.
—Un gusto.—Sonrió.—Rick, aun no ha llegado.. ¿Quiere cenar con nosotros? Hay comida suficiente y así puede esperarlo.—Aseguró mientras buscaba los platos para servirles dicha comida.
—Gracias..
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El arquero salió del baño y se dejo caer en la cama con total cansancio, cerrando sus ojos mientras que la rubia se encontraba sentada en posición de indio en su lado, leyendo un libro. Esa era la única actividad que tenía permitido hacer.
Lo miro en silenció durante algunos minutos esperando que el hombre dijera algo, pero no fue así. Suspiro dejando el libro en su mesita de luz, pensando en que decirle, pero antes que pudiera decir algo, hablo él.
—Con Aaron estuvimos en peligro hoy, casi morimos.—Confesó manteniendo su mirada en el techo.—Estábamos rodeados, no teníamos opción.. ni nada que hacer.
—Cariño..
Sus palabras quedaron en el aire porque él siguió hablando, evitando que ella lo hiciera. No quería que dijera nada en ese momento.
—En otro momento me hubiera importado poco lo que me sucedía o si moría, pero esta vez no fue así. Se sintió diferente, tú haces que todo se sienta diferente.—Aseguró mientras intentaba entender lo que estaba pasando con él en esos momentos.
—¿De qué hablas?
—Desde que estas tú, se que no puedo morir.—Aclaro.—Ya no es como antes, ahora tengo a alguien.. ahora tengo una familia que me necesita y eso significa que mi vida importa.
Suspiro bajando la mirada, jugando con sus manos de manera nerviosa porque no tenía palabras.
—¿Y eso es algo malo?—Se atrevió a preguntar.
—No lo se.. es un sentimiento nuevo y no se como manejarlo. Supongo que no es malo, no del todo.—Contesto, mirándola.
—Tu vida siempre me importo.. desde el campamento en el bosque donde eramos pocos y tú no me hablabas, siempre tuve mis ojos en ti aunque fueras un malhumorado que odiaba tenerme cerca.—Confesó.—Me alegra que te des cuenta que eres importante, indispensable en mi vida y en la de muchos, Daryl.
Le sonrió sutilmente.—No odiaba tenerte cerca, simplemente no sabía que hacer cuando estabas cerca y por eso prefería irme.
—Si, Carol me dijo eso muchas veces, pero no le creía.
—Debiste creerle.
Río sutilmente. —Si, lo se.
El ojiazul entrelazo su mano con la de ella, dejando pequeñas caricias con su dedo pulgar mientras que ella hizo presión en ese agarre, tomándolo con fuerza.
Aveces las palabras no eran necesarias, no entre ellos dos. Su comunicación iba mucho más allá que eso.