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Estaba a punto de perder la cabeza por completo. Él pasó por mi lado sin decirme nada y eso me destruyó por completo. Me di la vuelta siguiéndolo, no podía dejarme.
No quería que lo hiciera. Lo necesitaba más que nunca y él estaba a punto de irse para siempre.
—¿Así serán las cosas?—Pregunte con la voz rota. Él no se giro a verme.—¿Me vas a dejar? Lo prometimos, dijiste que me querías toda la vida contigo, ¿Y te vas? No puedes hacerme esto, tienes que quedarte.
—No puedo abandonarlo otra vez, Ly. Entiéndeme.—Murmuro, pero no quería entenderlo.—Estarás bien, tú y cj, van a estar bien.—Intento convencerme y en el fondo sabía que también intentaba convencerse a sí mismo.
—¿Y a mi si? Esta bien. Me cuidare sola, no te necesito ni un poco.—Escupi con asco mientras las lágrimas bajaban sin césar por mis mejillas.—No quiero volver a verte en mi vida, daryl dixon.
—Ly..
—Vete al diablo.—Murmure antes de darle la espalda, volviendo con el grupo, donde glenn me abrazo, dejándome llorar en su pecho.
Rick se acercó a hablarle, pero tampoco pudo hacer nada al respecto y él se fue, dejándome atrás.
Dejándonos.
Mire hacia el bosque, donde él estaba junto a su hermano, mirando atrás. Nos miramos en silencio durante unos segundos que se sintieron eternos, hasta que merle, lo abrazo por los hombros llevandoselo.
—Estaremos bien.—Me miro rick.
—Si, siempre estamos bien.
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Llegamos a la prisión encontrándonos con todos los demás que esperaban nuestra llegada con ansiedad. Maggie fue la primera en correr a los brazos de glenn y así, todos fueron acercándose para saludarnos y preguntar como todo había salido.
Le sonreí a carl, que fue el primero en darme un abrazo y con diversión le baje el sombrero cubriéndole un poco el rostro y lo deje ir con su padre.
Evitando a los demás, entre a la prisión para irme a mi celda. Mis ojos ardían y mi cuerpo se sentía cansado. No estaba bien.
—¿Y flechitas?—Pregunto la colorada cuando entro a la celda, encontrándome acostada en la cama con la mirada puesta en el techo.
—Se fue con su hermano.—Conteste con la voz apagada. Ella me quedo mirando esperando algo más.—Su hermano fue quien nos entregó a ese hombre que se hace llamar gobernador.—Le explique y ella suspiro.
—¿Y se fue con él?—Murmuro aún analizando mis palabras. Sé sentó junto a mí y miro el piso.
La observe viendo como sus ojos se cristalizaron, pero ella siempre estaba en su papel de chica fuerte que nada le hace daño. Ahora comprendía porque estaba negada a enamorarse en el fin del mundo, tenía mucho sentido su actitud y tal vez, debería comenzar a ser más como ella.
—Si.. le pedí que se quedara, pero no lo hizo.—Le conté mientras las lágrimas volvían a caer.—Me enoje y lo mande al diablo.
—Oh.. eso esta bien.
Cerré los ojos.—Se fue para siempre.. nunca pensé que iba a sentirme de esta forma por alguien.
—Todo estará bien.—Aseguró sosteniendo mi mano con fuerza. La mire e intente sonreírle, pero no pude, no está vez.
—Se siente como si quemara.. me duele mucho.—Murmure apoyando mi mano sobre mi pecho.—Todo esto se siente como la mierda.
—Pasará.. el tiempo lo resuelve.
—Espero que así sea..
—Intenta dormir un poco.—Propuso mientras me sacaba el cabello del rostro.—Luego te traeré algo para que comas.
—No tengo hambre, tranquila.
—No te dañes a ti misma, Ly. No voy a permitirte que hagas eso. Vas a dormir y comerás algo.
La mire y suspire.—Esta bien, no estaba intentando nada.
—Solo te aviso.
—Esta bien, Cj.
—Descansa, rubia. No pienses mucho que te hará peor.
