𝐼𝑁𝐸𝑆𝑃𝐸𝑅𝐴𝐷𝑂 𝐴𝑀𝑂𝑅 -

041 ▪︎ Mira las flores..

La de cabellos rubios había estado vagando por el bosque junto a tyreese y las tres niñas, en busca de un lugar un poco más seguro. Ya habían pasado una noche en el bosque y no era lo mejor, almenos no teniendo una bebe con ellos, así que no podían seguir mucho tiempo de la misma forma.

Todos juntos siguieron caminando por el bosque hasta que el destino los hizo caer en manos de carol. Fue un gran alivio para los dos adultos y las niñas no podían estar más felices de verla nuevamente. La adoraban.

Ly la abrazo fuertemente.

—Realmente creí que no volvería a verte nunca más. —Le sonrió cuando se separaron del abrazo. Carol le sonrió ligeramente.

—Yo también estoy feliz de verte con vida, Ly.—Murmuro con una pequeña sonrisa.

Todos juntos siguieron caminando en busca de un lugar mejor para poder estar con las niñas. Después de tanto caminar encontraron una casa escondida en el bosque y verificaron que fuera segura, almenos para poder pasar la noche.

Y así lo fue.

La rubia se sentó junto a carol, mientras pelaban nueces. No podía quedarse con ellos ni un segundo más, porque necesitaba encontrar a dixon y a cj, a los demás. Eran su familia, no podía dejarlos atrás.

—Tengo que irme..—Le susurro para que nadie más la escuche. Carol la miro confusa.—No puedo quedarme aquí, carol.

—¿Donde quieres ir?

—Necesito encontrar a daryl.—Le confeso.

—Él debe estar bien, Ly. Tranquila.

Ella asintió.—Si, lo se.. pero debo encontrarlo para que podamos buscar a cj y a los demás.

—Los encontraremos, lo prometo. Pero tienes que descansar, almenos esta noche.—Murmuro con tranquilidad, mirándola.

La menor no estaba demasiado segura, pero terminó asintiendo. Se sentía agotada, pero sabía que no iba a poder pegar un ojo en toda la noche, aunque de todas formas se quedaría.

—Me sentaré afuera para vigilar y tomar un poco de aire.—Les informo antes de salir, sentándose en la entrada de la casa.

El aire fresco golpeó su rostro haciéndole cerrar los ojos por un breve momento. Por primera vez en mucho tiempo podía confesar que tenía miedo y que realmente estaba asustada con la situación. Le aterraba no volverlo a ver, lo necesitaba más que nunca y esta vez era en verdad, porque no iba a poder sola con un bebé.

Dixon ni siquiera sabía que iba a ser papá y deseaba tanto poder llegar a decírselo.

Esperaba que siguiera con vida.
Que estuviera esperándola o buscándola, cualquiera estaba bien mientras él estuviera a salvo.

—Ve a descansar, Ly.—Pidió carol desde sus espaldas. La rubia negó ligeramente sin dejar de mirar al frente.—Tienes que dormir un poco, rubia.—Murmuro sentándose a su lado.

—Estoy bien, carol.

—Se que quieres encontrarlo, pero para hacer eso, primero tienes que estar bien..—Insistió.

—Si.. supongo que tienes razón. Intentaré dormir.—Contesto antes de levantarse.—Que descanses, carol.—Le sonrió.

—Que descanses, Ly.

—No te preocupes, volverá.

Murmuro la pequeña. Los tres adultos llegaron a la casa, encontrándose con una escena que los dejó totalmente sorprendidos. Estaba lizy con un cuchillo en la mano y con mica detrás de ella, acostada sin vida. Y junto a ellas también estaba judith mirando la escena en silencio.

La rubia se llevó la mano al vientre como inercia mientras carol intentaba hablar con la niña para hacerla entrar en razón y que le diera el cuchillo almenos.

No tenía palabras.

Tyreese alzó a la bebe y la agarro de la muñeca a ella, haciéndola entrar a la casa, dejando que carol manejara la situación.

—¿Qué mierda fue eso?—Pregunto ly cuando entraron a la casa. El moreno la miro sin saber que decirle porque estaba igual de sorprendido.

—No lo se, Ly.

—No podemos volver a dejarla sola con judith, ni con nadie.—Murmuro con preocupación y con los ojos cristalizados.

—Lo se, es un peligro.—Confesó tyreese mientras amacaba a la pequeña judith, casi sin creer lo que estaba pasando.

—Esperemos haber que dice carol de toda esta locura.—Murmuro tomando asiento.

—Si..

La rubia se apoyo en el brazo de tyreese mientras observaban por la ventana la situación. Todo era tenso y silencioso, les dolía en el alma tener que hacer aquello, pero era para el bien de ella y de todos los que la rodeaban.

Luego de unos minutos de silencio se escucho el disparo.

Y las lágrimas silenciosas bajaron por las mejillas de la rubia, que rápidamente se alejo de la ventana en busca de un poco de aire.

—Era lo mejor, Ly.

Ella asintió.—Si, lo se.. solo necesito un momento.

—Esta bien. Quédate con judith, yo iré a hablar con carol.—Murmuro suavemente antes de salir de la casa sin darle tiempo a responder.

—Dios..

Necesitaba estar nuevamente en casa, con su gente y volver a sentirse protegida.