044 ▪︎ Estoy aquí.

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Las dos mujeres se acercaron al alambrado del lugar observando lo que estaba pasando ahí dentro. Unos hombres tenían a los chicos amordazados y con las manos atadas, los levantaron del piso, llevandoselos a quien sabe donde.

La horda de zombies se estaba acercando torpemente a la entrada de terminus. Todos estaban preocupados por esa situación.

—Cúbrete, Ly.—Murmuro carol antes de disparar aquel fuego artificial directo al tanque de gas haciendo que todo explotara.

—Oh wow..—Musito la rubia siguiéndola de cerca. Iban a hacer destrozos ahí dentro y juntas.

Se adentraron a terminus entre los caminantes volviéndose uno de ellos para que nadie las notará. Quería que todo pase rápido para volver a estar con el arquero.

—Te cuido la espalda.—Aviso en un susurró antes de esconderse detrás de un pared para poder deshacerse del guardia estaba en la puerta matando a los caminantes y del francotirador que estaba sobre uno de los techos. Los disparos de su parte atrajeron a varios caminantes, haciéndola retroceder hasta que entró por la puerta que tenía a sus espaldas sin saber que iba a encontrar ahí dentro.

Se encontró con un lugar lleno de cosas de la gente que tenían secuestrada o eso parecía. Lo primero que agarro fue la ballesta de su chico y un reloj antes de seguir con su camino.

Entro a otro lugar encontrándose nuevamente con carol. Ambas estaban igual de sorprendidas y confundidas también.

Todo a su alrededor estaba lleno de velas y las paredes estaban escritas. Parecía un lugar perfecto para hacer algún tipo de ritual.

—Salgamos de aquí.—Murmuro la rubia antes de seguir con su camino junto con carol, pero la voz de una mujeres a sus espaldas las hizo frenar su caminar.

—Dejen sus armas en el piso y voltensen.—Murmuro.—Quiero verles la cara.

Carol la miro de reojo y la rubia asintió ligeramente entendiendo su mirada a la perfección. Dejó la ballesta en el piso y carol, iba a dejar su arma, pero antes de hacerlo se giro disparando torpemente tomando por sorpresa a la contraría.

—No te metas, Ly.—Ordenó con seriedad antes de tirarse sobre la contraría. Las dos comenzaron a pelear bajo la atenta mirada de la ojiazul más joven.

Carol termino ganando ese forcejeo y quedo frente aquella mujer, apuntándole con el arma directamente a la cabeza.

—Matala y nos vamos, no tenemos tiempo. —Murmuro ly volviendo a agarrar la ballesta del piso.

La mujer se puso a hablar.

—¡¿Donde están los hombres que bajaron del camión?!—Pregunto carol en un tono alto y aquella mujer no contesto.

Ly la apunto y le disparo en la pierna, haciéndola caer al piso.—¡¿Donde mierda están?!—Pregunto nuevamente la rubia.

—Ahora apunta a mi cabeza.—Pidió la mujer y siguió hablando, pero la rubia no tenía cabeza para seguir hablando con ella o siquiera hacer el esfuerzo en escucharla.

—Bien, nos vamos.—Murmuro pasando junto a carol, abriendo la puerta de salida dejando pasar a los caminantes que fueron directamente hacia la mujer en el piso.

—Eres más grosera de lo que recordaba, Ly.

—Se metieron con la gente equivocada, carol. Es mi familia, por lo que, me importa una mierda que tenga para decirme.

—Estoy contigo.

La rubia camino por el bosque adelantándose a carol para poder llegar con el grupo

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La rubia camino por el bosque adelantándose a carol para poder llegar con el grupo. Ahí estaban todos ellos hablando entre sí, ahí estaba su robin hood.

—¿Nos hecharon de menos?—Murmuro ganándose la atención de todos. Él la miró y no dudo un segundo en correr hasta ella para poder abrazarla con todas sus fuerzas.—Estoy aquí, grandulon.—Murmuro sintiendo el desespero del contrario por abrazarla y mantenerla entre sus brazos.

—Te amo.—Musito dejando un beso en su cabello y otro sobre sus labios. Nunca se había sentido tan feliz y tan aliviado al mismo tiempo. No tuvo otras palabras en ese momento, solo necesitaba decirle aquello, la amaba.

—Te amo, Robin hood.—Le sonrió ampliamente antes de ser abrazada por su mejor amiga del fin del mundo.

—Rubia.—Se acercó la colorada, abrazándola con la misma intensidad que el arquero.—Dios me hace tan feliz que estés con vida hija de perra, creí que no te vería nunca más.—Murmuro sin soltarla.

—No se van a librar de mi tan fácil, muchachos.—Murmuro con diversión antes de entregarle la ballesta al arquero.

—Ven aquí.—Rick también le dio un rápido abrazo al igual que lo había hecho con carol. Todos estaban juntos de nuevo.—¿Ustedes lo hicieron?—Le pregunto y ella asintió con una sonrisa, siendo abrazada nuevamente por el sheriff.

Que bien que se sentía.
Que feliz que estaba de tenerlos a todos junto a ella.

𝐼𝑁𝐸𝑆𝑃𝐸𝑅𝐴𝐷𝑂 𝐴𝑀𝑂𝑅 - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora