Capítulo 35

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Tres puntadas fue lo que necesito en la marca del cuello. Después de todo Donghae no era un omega que aceptaba la mordida, era una persona a la cual le rasgaron la garganta. Seguía siendo un símbolo de unión entre ambos pero aún así para un beta era una herida, una marca que cicatrizatia a través del tiempo, pero con el significado intacto.

—Realmente una irresponsabilidad—La enfermera Kim, quien llegó quince minutos después de que Hyukjae mordiera a Donghae, con el corazón a mil por hora y el pánico apoderándose de ella.

Donghae estaba descalzo, llevaba ropa interior y un pantalón blanco de algodón, una camiseta azul con manchas oscuras por la sangre. Hyukjae está a su lado, preocupado y siguiendo los pasos de la enfermera con una minuciosidad obsesiva. La mujer en cambio ni se inmutaba, como si trabajar con alfas sobre su hombro fuera algo de todos los días. Y quizá lo era.

—¿Estará bien?—Hyukjae no aparta la mirada de la marca. Era como cualquier otra marca de reclamo, solo que con un par de puntadas porque no sana como los alfas y omegas.

La enfermera termina de suturar, corta el hilo, coloca la gasta con extremo cuidado. Guarda sus cosas y entonces se gira hacia Hyukjae, le sonríe con la misma sonrisa de los vendedores o personas dedicadas a atención a clientes.

—Sí, pero cuando se hace una marca de este tipo hay ciertos cuidados. Si su intención era algo al estilo Romeo y Julieta, estuvo cerca.—La mujer le habla con severidad al alfa, lo ve con desaprobación, no por haber marcado a Donghae sino por no haberlo pensado con claridad.—Por otro lado señor Lee—, se giro hacia el beta y le sonrió con más amabilidad—Las puntadas se retiraran en tres días. Recuerde lavar la marca cada tres horas y aplicar el ungüento que le preescribi—Acentúa sus palabras entregándole la receta y continua en su explicación—, por favor cualquier molestia acuda a mi o a un médico.

Se pone de pie y se despide de ambos, con una profesionalidad extremadamente ensayada. Cuando sale de la habitación hay un silencio entre ambos. Donghae se deja caer en la cama, cerrando los ojos y tratando de procesar todo. Respira profundo, en busca de calma y de paz. Entonces siente los dedos del alfa pasar por su piel, se deslizan por su pecho, suben con cautela hasta el cuello, en donde no se atreven a tocar la marca.

El beta estaba a punto de decir ¿Cuál es la diferencia? Cuando lo sintió, era como si el roce del alfa provocará una explosión de juegos artificiales en su piel. Un aroma suave que jamás había percibido antes comenzó a llegar a él. Era dulce, como un perfume, suave y relajante. No es que tuviera un olor en especial, realmente olía a lugares y momentos. Como aquella tranquilidad de las noches de invierno, o la diversión de los días de verano. El aroma era tan celestial que jamás se aportaría de él.

—Lo siento—Un susurro del alfa que se pierde entre ellos.

Donghae sigue perdido en el otro, es como si lo descubriera por primera vez. Es como las noches bajo las estrellas y el calor del hogar. Es como si pudiera oler los buenos momentos de su vida. Ese era el aroma de su pareja, de su alfa, de Lee Hyukjae.

Abre los ojos y lo ve, siente como si fuese la primera vez que lo mira, con total claridad. Los ojos del beta pasan por los gruesos y rojizos labios, por los enormes ojos oscuros y brillantrs que lo ven expectantes, por la piel pálida y esa pequeña gota de reverencia que de alguna forma lo agradan. Donghae deja salir una pequeña carcajada, por alguna razón se siente feliz.

—Olvide...—Hace un ademán con la mano sobre su cuello. Donghae niega algo distraído.

—Lo siento, dijiste que sí y no lo pensé con mucha claridad—Hyukjae lo besa, es suave y tierno. Como dos jóvenes inocentes que apenas prueban el romanticismo.

Cursi

¡Puaj!

Donghae no se sentía diferente con la mordida, no había una necesidad de ser obediente o sumiso, ni un deseo más profundo, solo lo veía más claro. Claro que en la cama, entre las sabanas era diferente y comprendía lo que era la unión pero se seguía sintiendo como una persona autónoma que sentía el amor como algo tangible y sólido, y un aroma dulce.

—Te amo—Donghae sonríe, las palabras salen de sus labios con tanta facilidad, la herida en su cuello no duele pero palpita.

—También te amo—Lo besa de nuevo, un pequeño beso, después otro y luego otro hasta que la sonrisa tonta le entra a los dos. Se siguen besando y riendo entre las sabanas, solo eso. No necesitan más para ser felices, más que la presencia y compañía del otro.

Solo son dos personas, en medio del amor.

En Contra De La Naturaleza - Eunhae - [AlfaXBeta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora