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—Espero que me traigas razones de ella—pregunto el de trenzas al ver a Jeremy en su campo de visión.

Se sentó frente a él, al otro lado del escritorio, para después poner unas cuantas fotos en ella. El chico las agarro, detallando cada una.

—La he estado siguiendo y sigue en las mismas. Buscando empleo.—hizo una pausa, mostrándole dos fotos más. Dónde se podía ver a la chica entrando en una cafetería—Esas las tomó Gustav hace unas horas. La iban a contratar, pero por suerte pude llegar a tiempo para evitarlo.

El chico asintió con una pequeña sonrisa, llevando su vista otra vez hacia las imágenes, detallando sus finas facciones, sus ojos entrecerrados a causa del sol, su boca ligeramente abierta. Cómo se veía con la ropa que llevaba puesta, Tom en verdad creía que esa chica podía ser una jodida modelo. Absolutamente todo de ella era perfecto.

Todo estaba saliendo a la perfección.

—Bien, ¿Alguien la siguió hasta casa?—preguntó, poniéndose de pie.

—Antes de venir a verte llamé a Gustav y me dijo que hizo una parada en la panadería, así que ya debe estar de camino a su casa... ¿A dónde vas?—preguntó al ver cómo él de trenzas tenía intenciones de irse.

Tom sonrió un poco, volteando a ver al pelinegro.

—Alista el auto, le haremos una pequeña visita.

                              ∆∆∆

—Tú...—dije entre dientes, viendo al chico frente a mi. Al que se suponía que no iba a volver a ver en lo que quedaba de mi puta vida.

Él sonrió, levantándose del sofá para comenzar a acercarse a mi. Por instintiva retrosedi.

—¿Me extrañaste, muñeca?—preguntó con diversión.

Miré a mi alrededor, buscando a a mi hermana. Comencé a ponerme nerviosa al no verla.

—¿Dónde está Amara?—pregunte en un hilo de voz.

—No lo sé, por ahí—se limito a responder si darle una pizca de importancia.

—No estoy para tus retorcidos juegos. ¿Dónde carajos tienes a mi hermana?—mis manos sudaban, estaba comenzando a desesperarme al no saber de ella.

—Tranquila, muñeca, en verdad no lo sé. Cuando llegamos esto estaba vacío—me explico.

—¿Entonces como carajos entraron?

Volvió a sonreír.

—Bueno, Jeremy es muy bueno abriendo cerraduras—revelo con burla, señalando detrás suyo.

Mire por encima de su hombro al escuchar sus palabras, y pude ver qué no vino solo. A unos pasos atrás se encontraba el mismo pelinegro del otro día. Él me dió una pequeña sonrisita, saludandome con la mano en forma burlona.

Al parecer todos tenían la costumbre de burlarse de mí.

—¿Que carajo haces aquí?—pregunte enojada. La sensación de inquietud había vuelto a mi. No me gustaba para nada que esos hombres estuvieran aquí, en lo que se suponía era mi zona segura.

Volvió a sonreír con burla.

—Un pajarito me dijo por ahí que no quisiste aceptar el dinero—dijo.

Inmediatamente mi mente viajó hacia mi hermana. Si se supone que ella no estaba aquí cuando él llegó, ¿entonces como supo lo del dinero?. Respiré profundo, intentando regular mi respiración, ya que la sentía muy pesada.

—No estoy acostumbrada a recibir dinero fácil, prefiero ganarmelo—me límite a responderle. Lo único que quería era que se fuera de mi casa—.Ahora, si viniste a averiguar eso, ya lo sabes, ahora larguense.

In Middle Of The Night; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora