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                                            MARATÓN 1/2.

Apenas tienes diecinueve, y ya piensas casartele dijo la pelinegra a su hermana, quien estaba un poco aturdida por la información dada.

La castaña se acercó a la chica, que aún estaba sorprendida.

Ada, yo lo amo, él me ama. Y quiero pasar el resto de mi vida con él, quiero que sea el padre de mis hijos y ser la persona que vea cada mañana al despertar—le expresó sus sentimientos a su hermana, quien la veía con una pequeña sonrisa.

¿Estas segura que él es ese hombre?—preguntó, acariciando suavemente la mejilla de la castaña.

Más que segura.

Bien, si estás segura con esta decisión no me interpondre. Solo quiero que seas feliz, y si él te da esa felicidad yo estoy más que de acuerdo que sea tu esposo.

La castaña sonrió en grande, sintiendo como lágrimas de felicidad brotaban de sus ojos. Enseguida se lanzó a sus brazos, sintiendo su corazón latir de felicidad.

De verdad son muy importante para mí esas palabras.

La chica sonrió, secando sus lágrimas con su suéter.

¡Dios, te vas a casar!—vociferó la pelinegra—¿Cuando creciste tanto?-rio la muchacha—tenlo por seguro que hablaré con él y le diré sutilmente que si te hace llorar le arrancaré las bolas.

Ambas chicas rieron.

Eso lo tengo claro... ¡Me voy a casar!—dijo la castaña con emoción.

_¡Te vas a casar!—repitió la chica, con la misma energía.

∆∆∆

Sábado por la mañana, y Tom ya me había mandado instrucciones de como debería ir vestida y a qué hora iban a pasar por mí.

Resulta y acontece que tendría que ir vestida como en la noche de halloween, disfrazada de bailarina árabe, ya saben. Y Por más que le dé vueltas al asunto no logró entender el porqué de eso.

Desde muy temprano me había escrito, diciéndome que me había depositado una cantidad de dinero para que compre todo lo que necesite para esta noche, y me dejó muy en claro que ese dinero era aparte de lo que me iba a estar pagando.

También me informó que me iban a recoger a las dos de la tarde, quedando solo dos horas para que vinieran por mí.

Ah, otra cosa, no le había dicho absolutamente nada a Amara sobre lo que iba a hacer, ya que muchas veces le dije que no quería dinero que viniera de ese hombre, y heme aquí.

-Adara,-la voz de Amara me hizo salir de mis pensamientos-¿Quieres ver una película? Hace tiempo no vemos una.

Hice una mueca avergonzada. En verdad quería ver esa película con ella, teníamos tiempo que no pasábamos tiempo juntas, pero, desgraciadamente ya había quedado con Thomas.

-—Encerio me encantaría, pero no puedo.—me lamente, agarrando un pequeño bálsamo para después comenzar a untarlo—Tengo un compromiso al que no puedo faltar.

Ella ladeó la cabeza, como percatandose de algo. Me miró de arriba a bajo, como si me estuviera escaneando, por lo que supuse que se había percatado de cómo iba vestida. Enseguida una sonrisa apareció en sus labios.

—Oh, ¿Acaso tienes una cita?—preguntó, moviendo sus cejas de arriba a bajo con picardía.

—Claro que no. Ni mas faltaba.

In Middle Of The Night; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora