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MARATÓN 2/2.

Cerré la cajita de música y la puse en el escritorio. Llevaba un tiempo escuchando su melodía, ya que era mi favorita y siempre lograba calmarme cuando tenía mis episodios de ansiedad después del accidente. Tenía una exactamente igual en mi casa, y se me hacía mucha coincidencia que también este una acá.

Ya llevaba unas dos horas en aquella habitación, y Tom no daba señales de querer aparecer, y yo me considero una persona que se aburre fácilmente y que no puede estar quieta por mucho tiempo, así que decidí inspeccionar la habitación para matar el tiempo.

Mire asustada hacia la puerta, la cual estaba siendo abierta.

Una señora entro a la habitación con una bandeja en sus manos. Son decir nada lo puso en el tocador. Me acerque un poco a ella, quien al ver la cercanía dió un pequeño salto.

-¿Puedes decirme dónde está Tom?-pregunte, con esperanzas de que ella me dijera su paradero.

Bajo la mirada, caminando hacia la puerta para después salir por ella. Mire confundida su acción. ¿Por qué todos en esta casa ignoran mis preguntas?

Resople, girando mi cuerpo, viendo la bandeja plateada que reposaba en la pequeño tocador. Me acerque con cuidado para ver su contenido. Mis ojos brillaron al percatarme de que se trataba.

Fresas con chocolate.

Agarré una y la lleve a mi boca, cerrando los ojos fascinada por el exquisito sabor. Desde que tenía uso de memoria las fresas con chocolate eran mi perdición, y si ahora mismo moría, lo hacía con gusto con tal de que esto sea lo último que mi paladar pruebe.

Agarre otra, está también estaba cubierta de chocolate, pero su diferencia era que se trataba de chocolate blanco, haciéndolo más delicioso.

-Puedo ver qué te gustan mucho-dijo aquella voz divertida, haciendo que volteara apresuradamente, encontrándome con Tom en el marco de la puerta con una sonrisa.

Mierda. Había bajado la guardia, y seguramente me había visto comer como si jamás hubiese probado fresas con chocolate en mi jodida vida.

-¿Cuánto llevas ahí?-pregunte, limpiando todo rastro de chocolate de mi boca.

-Lo suficiente como para ver qué te fascinan las fresas con chocolate.

Sentí mis mejillas arder, viendo hacia el suelo avergonzada, causando su risa.

-No te avergüences, muñeca-dijo con suavidad, acercándose a mi.

Carraspeó, mirándolo de nuevo.

-¿Por qué mierda tardaste tanto?-pregunte, intentando parecer molesta.

Se mordió su labio, pasando su pulgar por la comisura de mi labio, limpiando el chocolate que se posó ahí, para después llevarlo a sus labios y chuparlo.

Entre abrí los labios, viendo hipnotizadas acción.

-Lo siento, no era mi intención, pero tenía una reunión que no podía posponer, y lamentablemente se extendió más de la cuenta-me explico, llevando su vista a mis labios, para después regresarla a mis ojos.-Ademas, ¿Cómo podrías aburrirte? Te deje varios libros para que te distraeras-sonreí al recordar los libros, en el tiempo que estuve aquí había leído un poco-¡Y mira! Hay fresas con chocolate.-señalo dónde se encontraban, dónde habían quedado solo unas cuantas-Tus favoritas.

Lo mire con sorpresa, acercándome a pasos lentos a él.

-¿Cómo sabes que son mis favoritas?-pregunte, sintiendo nuevamente ese extraño sentimiento.

In Middle Of The Night; Tom Kaulitz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora