~𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒔𝒆𝒗𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒇𝒊𝒗𝒆~

1K 86 97
                                    

𝑻𝒐𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂 𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒔𝒖𝒆~𝒐 𝒅𝒆 𝒐𝒕𝒓𝒂

Vivian Coleman Ford

Después de pasear y hablar j rato con Abigail, me fui a casa, pues mis piernas ya dolían de tanto caminar, no soy buena en eso.

Abri la puerta de la casa y me encontré con Antony tratando de que Judith dejara de llorar, y con Carl cargandola, parecían desesperados por callar a la niña.

-Demenla- les dije mientras cerraba la puerta y caminaba hacia la pequeña, Carl me la entregó y comenze a moverla para que se calmara.

-No a dejado de llorar desde hace tres horas, le dimos todo y no deja de llorar- dijo Carl cansado mientras me miraba.

-Le dimos comida, agua, la cargamos, jugamos, le revisamos el pañal y nada- exclamo Tony exhausto, estaba claro que estaban cansados.

-¿Y le tomaron la temperatura?- pregunte mientras sentía como la rubia acomodaba su cabecita en mi hombro, aún seguía llorando pero no tanto como antes.

Si!- gritaron ambos, les hize una señal de que se callaran ya que Judith podría volver a llorar.

Palmee unas cuantas veces la espalda de Judith mientras la mecia levemente un lado a otro, la niña finalmente había dejado de llorar.

Palmee unas cuantas veces la espalda de Judith mientras la mecia levemente un lado a otro, la niña finalmente había dejado de llorar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mire a Judith y me di cuenta de que se había quedado dormida, vaya, eso fue fácil.

-¿Me estas diciendo que pasamos tres horas escuchándola llorar y solo era porqué quería a Vivian?- preguntó Antony indignado.

-Bueno, me quiere ¿lo ven?- dije orgullosa mientras le pasaba la pequeña a Carl que la recibió con una sonrisa .

-Eres buena con los niños, nisiquiera yo que soy su hermano la pude calmar- dijo el del parche con una sonrisa, le devolví la sonrisa y el subió las escaleras para dejar a Judith en su cuna.

-Esa niña te adora- exclamo Tony sorprendido.

-Que puedo decir, los niños me aman- dije sonriendo mientras me sentaba y agarraba una galleta de Carol que había en la mesa, esa mujer tenían un maldito don para hacer galletas, eran deliciosas.

ALONNE 2: 𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝑽𝒊𝒗𝒊𝒂𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒆𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora