~𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒕 𝒆𝒊𝒈𝒉𝒕𝒚 𝒕𝒘𝒐~

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𝑵𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒇𝒖𝒈𝒂𝒛 𝒆𝒏 𝒕𝒖 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐

Vivian Coleman Ford

Después de dejar a Maggie sentada en el piso nos vimos obligados a arrodillarnos.

-Vaya, vaya, vaya, quien lo diría- dijo Simón, el tipo al que nos habíamos encontrado, el que aparecía en todos los lugares a los que íbamos en la caravana, el hombre paso caminando frente a nosotro, hasta que de repente quedó frente a mi, se quedo mirándome fijamente.

-¿Que me miras maldito idiota?- pregunte enojada, y al ver que seguía mirándome con una sonrisa decidí volver a hablar- ¿Soy o me parezco?- inquiri molesta.

-Asi de contestona Negan no te querrá como esposa, aunque ahora que lo pienso, el no se lleva niñas- dijo y agarro un mechón de mi cabello rojo, le aparté la mano de un manotazo.

-¡No me toques!- grite dándole una patada en la pierna que lo hizo caer de cara al suelo, varios hombre me apuntaron con sus armas y uno de ellos me tomo de los brazos para que no intentara nada.

-¡No, sueltenla!- pidió Carl desepserado mientras trataba de venir hacia mi pero al igual que a mi, varios tipos lo tomaron.

El hombre se levantó del suelo y hizo una seña, poco después, de unas camionetas bajaron Daryl que estaba herido, Gleen, Michonne, Rosita, y de repente llegó la caravana, de esta bajo Eugene completamente golpeado.

Maldición.....

Sabia que no era buena idea.

No pude seguir viendo a los demás ya que un puño impactó con fuerza contra mi mejilla, haciendo que mi rostro se ladeara y parte de mi cuerpo chocara contra el de Abigail que estaba a mi lado.

Simone me había dado un puño, maldito hijo de puta.

-¡No, sueltenla, porfavor sueltenla!- grito Daryl mientras trataba de levantarse pero no lo dejaron.

-¡A mi no me golpea nadie!- grito Simón en mi rostro, pero no le demostré miedo, eso solo lo iba a hacer sentir más fuerte.

-Pues parece que ya alguien lo hizo- respondí mientras alzaba mi cabeza, demostrándole que no me tenía miedo.

Aquel hombre se relamio los labios y se levantó, camino hasta el lado de la caravana y suspire aliviada, tal vez no le demostré miedo pero eso no quitaba que temiera por la vida de mis amigos, estábamos más que rodeados.

ALONNE 2: 𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝑽𝒊𝒗𝒊𝒂𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒆𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora