~𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙤𝙣𝙚 𝙝𝙪𝙣𝙙𝙧𝙚𝙙 𝙨𝙚𝙫𝙚𝙣𝙩𝙮 𝙨𝙞𝙭~

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𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘶𝘯 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘪, 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘴𝘶𝘱𝘦

Vivian Coleman Ford

-Solo...Solo quiero que sepas que...Que si algo pasa...- su voz temblo, lo que me hizo fruncir las cejas.

-¿A que te refieres?- pregunte confundida, pero lo más cuidadosamente que pude, Carl podía estar bien un momento y luego al otro como un loco.

El me miró y se relamio los labios...Maldita sea ¿ese hombre quiere matarme? Por que si sigue tentandome así lo va a lograr.

-No quiero lastimarte, hay una parte de mi que no quiere hacerte daño, pero hay momentos en los que estoy bien, conciente y cuerdo, y de repente, oigo esa voz y...Me enloquesco...- dijo mientras se apartaba un poco de mi.

Ay no, ¿y ahora que me va a decir?

-Lo se Carl...La cantidad de veneno que te aplicaron fue letal...De milagro sigues vivo- respondi- Pero...Si aún hay una parte de ti que esta cuerda...¿Por qué no intentas seguirla?- pregunte delicadamente.

Carl me miró molesto, lo que me hizo retroceder un poco, pegamdome a la ventana, ¿y ahora que dije?

-¿Crees que no lo intento?- pregunto ofendido.

Ay no, ¿¡yo en que momento dije eso!?

Le hubiera especificado mejor a lo que me refería.

-No, no es eso...- dije rápidamente, pero el auto freno, y Carl bajo enojado, salí del auto con una mueca.

Perfecto, de las pocas conversaciones donde no se me tira encima y la eche a perder, ¡Estupendo Vivian! ¡Siempre cagandola!

Caminamos por la pequeña carretera, era una carretera con varias casas, y el bosque al fondo, llevaba mi arco en mi espalda, y un rifle en mis manos, junto con la daga en mi cinturón y las dos pistolas que llevaba en mi bota y otra en la funda junto a mi cinturón.

Llegamos a unas casas y nos posicionamos detrás de ellas, nos agachamos mientras que Rick revisaba el mapa donde aparecían todas las partes donde los Salvadores dejaban trampas.

-Muy bien, vamos para aya- apuntó a una parte del sitio, todos nos levantamos y fuimos hacia donde nos indico, reze mentalmente para que no fuera a pasar nada, porque ya no quería más guerra.

Una vez llegamos, nos pusimos a vigilar, de repente, oi un sonido detrás de mi, lo que me hizo asustar y girarse rápidamente, encontrándome con un caminante al que no dude en lanzarle la daga que llevaba en mi cinturón.

ALONNE 2: 𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝑽𝒊𝒗𝒊𝒂𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒆𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora