~𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝒔𝒆𝒗𝒆𝒏𝒕𝒚 𝒔𝒊𝒙~

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𝑺𝒊 𝒕𝒆 𝒄𝒂𝒆𝒔 𝒕𝒆 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒔, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒂𝒔 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒏𝒕𝒆𝒔

Vivian Coleman Ford

Carl solto una risa.

-Ahora el sonrojado eres tú- dije tocando su pecho con mi dedo.

-Por supuesto que no- se defendió algo nervioso y rei, sin llegar a hacer mucho ruido, pues no quería despertar a Antony.

Carl me agarró de la camisa y me jalo hacia el, choque con su cuerpo y lo mire.

-¿Porqué no duermes?- me pregunto Carl y frunci mi ceja sin comprender lo que quería decir- Muchas veces te e visto despierta, siempre rondas por la casa, o estás revisando el baño, lo cual es extraño- dijo con una mueca.

-Es que....No me da sueño- menti, pero Carl sabía cuando mentía, me conocía demasiado bien como para mentirle a estas alturas.

-Si esa fue una mentira, entonces fue la mentira más patética que e oído en mi vida- se quejo mientras entrecerraba su ojo.

-Bien, bien, si duermo, solo que poco- le dije mientras lo miraba.

-¿Y porqué revisas el baño y rondas la casa?- pregunto agarrandome de las mejillas- Da miedo, la otra vez pensé que eras un espíritu- se quejo y rei por su comentario.

-Por si algo pasa...Ya sabes, con Antony, no está bien, y prefiero no arriesgarme- dije bajando la mirada.

Carl se quedo en silencio, mientras sus manos acariciaban mis mejillas.

-Por eso no duermes...- murmuró mirandome y aparte la mirada hacia otro lado, pues no quería hablar de eso.

-Eso ahora no es importante, durmamos antes de que mi queridísimo y amable suegro vuelva y muy probablemente a gritarme- comenté mientras le daba un beso en los labios, el asintió y envolvió sus brazos en mi cintura, quedando en cucharita, pero estire mi pierna hasta dejarla a unos centímetros de la de Antony, al menos haci lo tendría cerca mío y no se alejaría tan fácil, solo le ruego a Dios que no se vaya a levantar a hacer alguna locura y yo no me de cuenta.

-Buenas noches, linda- dijo Carl dandome un beso en la mejilla.

-Buenos noches, Carl- dije con una sornisa mientras soltaba un bostezo, cerre mis ojos y caí en un profundo sueño.

....

Desperte por unos movimientos, gruñi y trate de volver a dormir, trate de acercarme a Antony para quitarle la cobija pero no lo sentí.

Me moví un poco más, dandome cuenta de que efectivamente no estaba.

Me sente de un brinco en las sabanas y observé todo, no se veía nada, y tampoco a Antony, ya había amanecido.

ALONNE 2: 𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝑽𝒊𝒗𝒊𝒂𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒆𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora