~𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙤𝙣𝙚 𝙝𝙪𝙣𝙙𝙧𝙚𝙙 𝙛𝙤𝙪𝙧𝙩𝙮~

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𝘋𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘢 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴...

Vivian Coleman Ford

El silencio de la habitación inundaba todo, no había ni un solo sonido, mis ojos estaban rojos como un tomate y hinchados, estaba sentada en la camilla mientras miraba el anillo de Tony....

El se fue...

No, aún no han encontrado el cuerpo, así que hay posibilidades de que siga vivo...¿verdad?....

Me levante de la camilla, había pasado un día, nadie había venido a verme ya que todos oyeron como saque a gritos a Rick y a Daryl, la único que entraba era Abigail y de vez en cuando Grayson.

Me mire en el espejo, mirando mi rostro, tenía una quemadura en mi pierna que estaba vendada y unos cuantos roces del fuego no muy graves, unos cortes y aruñones.

Cada vez que me miraba al espejo y veía lo que la explosión me dejó no podía evitar recordar todo lo que paso y el hecho de que Antony ya no estaba conmigo...De que se había ido...De que no logré salvarlo.

Baje mi cabeza mientras los recuerdos azotaban mi mente de una forma cruel, atormentandome de todas las formas posibles....

La culpa me comía viva, el hecho de que todos mis mejores amigos morían frente a mis ojos y yo no podía hacer nada por salvarlos me torturaba cada noche...

Primero Beth...

Luego Gleen...

Y ahora Tony....

No sabía cómo sobrellevar la tormenta de sentimientos que estaba sintiendo en estos momentos, todo mi mundo parecía derrumbarse sobre mi, primero lo de Carl, y ahora esto, no cómo seguir, Antony era quien me ayudaba....

Alguien tocó la puerta, mire la dichosa puerta de reojo, no quería hablar con nadie y todos lo sabían, pero nada iba a mejorar si me iba por ese rumbo, tenía que ser fuerte, aunque estuviera cayendome a pedazos.

-¿Quien?- pregunte con la voz rasposa, casi no hablaba, a no ser que fuera para gritar o llorar, y los monosílabos que formaba de vez en cuando con Abi que milagrosamente lograba sacarme más de dos palabras.

-Un caminante- dijo la voz de Asher, frunci mis cejas ante aquello, eso no me dio risa- Terrible chiste, lo se, ¿puedo pasar?- preguntó.

Volvi a mirar el anillo en mi mano y suspire.

-Pasa- respondí con simpleza mientras me giraba y me sentaba en la camilla.

Sinceramente la enfermería ya es como un segundo hogar, literalmente vivo metida aquí, siempre pasa algo.

ALONNE 2: 𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒅𝒆 𝑽𝒊𝒗𝒊𝒂𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒆𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora