5. Niall

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La cría que lo sabe todo, cree que su forma de actuar la ayudará a desenmascarar a un culpable, cuánta ignorancia tiene.

Está jugando un juego, en el qué no conoce el tablero, no conoce las reglas y ni siquiera conoce a la persona que la sentó a jugar, aunque ella crea saberlo todo.

Fui yo quien corrió detrás de ella e incluso le gritó que tuviera cuidado con el coche que cruzaba la calle. Fui yo quien la llevó al hospital cuando estaba inconsciente. Nada de eso lo hice por humanidad, todo tuvo un propósito, utilizarla en mi beneficio.

Jade es más astuta de lo que creen saber. Era una cría caprichosa, que le gustaba tener si o sí la atención de todos, era superficial, egocéntrica, ambiciosa...y tantas cosas más que me cansaría nombrando.

Hay personas que conocen una versión y hay otras que conocen las dos. Me atrevo a decir que los críos, los cuatro conocen las dos. Sí, Jasper, Jacob, Jordan y Emmaline...todos ellos están teniendo sus propias mentiras, sin embargo, estoy seguro que como yo, saben más de una cosa.

Soy respetable, no solo en mi vida laboral, sino también como persona. El respeto de los demás me lo he ganado a pulso. No voy a permitir que me lo arrebaten por un mal paso, por culpa de una estúpida cría que pretendía ser el centro del mundo.

Al ella no estar disminuye parte mi problema, pero solo una parte. Me queda otro, lidiar con esta otra cría, que está buscando demasiado dónde no debería. La cría que es una loba disfrazada de oveja y creo que no debería subestimarla mucho.

—Quiero que sepas que en mi cuadro de sospechosos tu foto aparece bien grande —expresa con total tranquilidad y sin temor—. No sé si te la habrás follado o no, pero indiscutiblemente has tenido algo que ver con ella.

Esta cría se está volviendo un grano en el culo.

—Te estás metiendo en arenas movedizas. Arriesgando tu vida por alguien que, evidentemente, no conocías —informo y le doy una calada a mi cigarrillo.

—Tienes razón, tal vez no la conocía del todo. Sin embargo, aunque hubiese jugado con varios hombres, si ese fue el caso, no merecía morir.

La verdad es que sí, si lo merecía.

—Palabras de lobita —me burlo.

—¿Lobita? —inquiere haciendo una mueca.

—Las personas te ven como una oveja. Tienden a relajarse y subestimar tu maldad. Pero yo no, yo te veo como lo que eres, una lobita disfrazada de oveja.

Ella se me queda mirando por segundos en los que no dice nada, hasta que finalmente habla.

—Te agradecería que terminaras con tu teatro, estoy atrasada para una reunión. Además, mi madre debe estar preocupada.

Me levanto de la silla, suelto lo último que me quedaba del cigarrillo al suelo y lo piso. Camino los dos pasos que me quedaban para llegar a ella.

Se queda quieta, puedo percibir rastros de miedo con mi proximidad. Aprovecho para acercarme más. Queda bastante chiquita ante mí.

—Las órdenes las doy yo y estarás en esta obra hasta que lo requiera —pronuncio pegado a su rostro.

Más de una estrategia traza mi mente para lograr que esta cría no sea un problema, así que empezaré a ponerlas en práctica.

Traga su propia saliva. No ha dejado de mirar el movimiento de mis labios al hablar.

—Podrías al menos, soltarme, darme un cigarrillo y una cerveza, hasta que te plazca dejarme ir —contesta recuperando la compostura.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora