30. Narrador

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Era el décimo día y aún no encontraban a Emmaline. La tensión en el ambiente podía cortarse con una tijera.

Jordan había dado la cara con sus padres para decirles que llevaría a Emmaline de vacaciones durante un mes. Los padres se negaron a escuchar eso de otra boca que no fuese la de su hija, sin embargo, Jordan alegó que sería una sorpresa, que ellos ya lo conocían a él.

El club de los J era el escenario de la furia y desesperación de cuatro hombres. Niall Wayne soltaba maldiciones al hacker y estaba a solo un segundo de liberarse a los golpes.

—¿Cómo cojones no la has ubicado aún? —grita. Las manos del policía van con agilidad y fuerza a la camisa del chico.

—Niall cálmate joder —protesta Jacob Miller.

—¿Cómo mierda quieres que me calme?

El policía se gira con toda la ira que cargaba hacia el líder de la Élite J.

—Calmándote joder. Te sientas en la puta silla, te tomas un puto whisky y pones el maldito cerebro a funcionar. Piensas que no tengo ganas de pelearme con todo el mundo, pero, ¿Es esa una forma de encontrarla?. Por esta vez es cuestión de utilizar el cerebro y luego las armas —expresa con tosquedad Jacob.

—¿Me vas a decir a mi como actuar?. Sí, voy a pelearme con el jodido mundo, voy a torturar a todo lo que me entorpezca encontrarla. Lo voy a hacer, por encima de quién sea. Han pasado diez malditos días —espeta Wayne. A cada segundo que pasa la ira del policía aumenta.

—Las horas pasan y pasan y yo solo escucho un pitido en los oídos, mientras la vista poco a poco se me nubla. Tengo una puta necesidad ahora de sentir sangre corriendo por mi mano. ¿Saben que mierda es tratar de controlar esto?. No me toques los cojones Niall. Yo también estoy en un estado que hago un esfuerzo infernal por mantener la calma —interviene, esta vez Jasper.

El policía se acerca peligrosamente el pelirrojo. La tensión crece y ya solo queda que se caigan a golpes los cuatro.

—Ustedes son los únicos que tienen la oportunidad de liberarse ¿no?. Por acá todo está tranquilo ¿verdad?. No sé quién mierda es Emmaline —irnoniza enfadado Jordan—. Perdamos los minutos, las horas en una estúpida pelea de veinteañeros y qué se acorte la probabilidad de encontrarla con vida.

A Jordan le molestaba el simple hecho de pensar en no encontrar a Emmaline, pero si no era lo suficientemente crudo con su comentario ellos mantendrían la postura de niños.

Fue la última palabra que se pronunció. El comentario de Jordan implantó más frenesí en los otros. Ahora sí no había probabilidades de controlar arrebatos. La necesidad de pelear estaba instaladas en ellos como maldita droga.

—Se pueden calmar todos imbéciles de mierda —grita una chica. Ellos se giran todos en su búsqueda. Era Laila—. Llevan diez días sin avances y luego se quieren dar el lujo de perder más tiempo en demostrar quién la tiene más grande. Emmaline los tiene a los cuatro por gusto. Malditos imbéciles.

Ocupa asiento en el sofá y suspira. Los cuatro tíos se quedaban estáticos y tal parece que no encontraban palabras.

—Busquen el cerebro, dónde lo dejaron y siéntense aquí. Vamos a pensar. Si saben lo que es ¿no?. Formar en la mente un juicio sobre algo —continua con sus dagas Laila.
—Niall, tú cómo policías, podrías dirigirte a piezas importantes en el sector, más importantes que tú. Jacob, Jasper y Jordan, sus familias son líder de grandes corporaciones, podrían llegar a los socios más relevantes. Los cuatro tienen conexiones, ¿por qué mierda siguen dentro de estas cuatro paredes buscando por su cuenta?.

A Niall se lo ocurre algo. Lo que dice Laila, era cierto. Había que dirigirse a los canales correctos. Pero no eran esos que ella mencionaba.

—Jacob las carreras. Jasper, las peleas, Jordan los bares —expresa Niall.
Laila se queda callada esta vez. Lo que menos imaginó era que los Élite J estuvieran involucrados en otra cosa que no fuese ir a fiestecitas.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora