32. Narrador

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Han pasado ocho semanas...ocho semanas de sufrimiento para Emmaline. El funeral fue lo más triste que podía. Ella intentó mantenerse fuerte, como el policía le había dicho, pero aún no estaba preparada.

Los días han pasado y el llanto no ha cesado. Solo abraza la almohada y se rinde aún más al dolor. A la comida la volvió su enemiga, no quiere probar bocado. Incluso se puede percibir cómo ha bajado de peso. En las noche tiene pesadillas y solo grita «Tengo la culpa».

La Élite J y Niall han estado en ese mismo cuarto de ella cuidándola. No ha habido un día, en el que ellos no hayan estado.

Niall sigue las pistas de alguien. Aún no lo ha contado, pero hay probabilidades de que Jade esté viva. Una cámara la ha captado. No se percibe demasiado bien, pero asegura que es ella. Lo que el policía se pregunta ahora ¿cómo es eso posible?.

Laila ha ido a visitar a Emmaline pero ella se ha negado hablar con los demás. Cree que puede aguantar su tristeza, pero no soportaría que la miraran con lástima.

Por otra parte Jane, le ha hecho visitas frecuentes. Sabe que la rubia no quiere ver a nadie, pero al menos se asegura que está bien.

—Emmaline, han pasado ocho semanas. ¿No crees que ha sido suficiente? —habla Niall—. Entiendo, lobita, que esto es difícil, pero, recuerda lo que hablamos. Esta maldita cama no te los devolverá, ni te entregará la fortaleza. Tu debes hacerte de ella. Demuéstrale a la vida nena, quién es la perra de quién.

La rubia calma su llanto, sus suspiro y se sienta en la cama. No sabe cómo pasa, pero con Niall siempre le ha Sido más fácil hablar. Ella los quiere a los cuatro, pero con el policía puede ser ella completamente, sin contenerse, sin aguantar nada.

Se quedó con la mirada perdida a un punto fijo y su mente comenzó a maquinar tantas cosas. Ella no quería hacerle daño a los cuatro, desde que la conocen no han hecho más que cuidarla. En estos días ellos se podían haber marchado, sin embargo, siguen ahí, cuidándola y durmiendo por turnos, sentados en un sofá.

—Escuchenme los cuatro —habla en alta voz—. Me levantaré de esta cama y saldré a comerme el mundo. Lo haré. Porque ya el mundo me ha mordido bastante. Necesito una tregua, un momento en qué solo sea Emmaline, la común Emmaline. No la chica de los poderosos Elite J, ni el duro policía Wayne. Ustedes...

Las palabras de Emmaline se quedan suspendidas al aire cuando capta algo en el estante de libros. Se levanta de la cama con rapidez y se dirige hasta el librero. Sus manos van hasta esa cadena que descansa frente a libros.

La mira detalladamente y hace memoria en qué cuello la ha visto.
¿Tomás?

—¿No es tuya? —pregunta Jasper.

—No. Es de Tomás.

—¿Quién es Tomás? —inquiere Jordan.

—Vive a cuatro casas de aquí. Venía cada día a comprar los mismos dos panes, intentando conquistarme. Su trabajo es cazar a viejas millonarias que le faciliten la vida. Qué intensiones tenía conmigo, no sé. La cuestión es que esto lo puso aquí alguien y ese alguien no soy yo.

—Iré a su casa —comenta Niall.

—No —contesta de inmediato Emmaline y detiene su paso.

—Te lo podría negar. Buscaría una excusa. Y no subestimo tu poder e inteligencia Niall, pero no tienes prueba, no puedes hacer nada.

—¿Quién dijo que no? —pregunta.

Emmaline sabe que Niall juega con las leyes, que la justicia y las normas las hace él. Sin embargo, no pondría más mierda al saco de él, ella se encargaría de Tomás.

Caer en su juego [Serie Juegos. Libro I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora